[1] ¿Qué es Jenofonte?. ¿No te preguntó si se escribía con ge o con jota?

[2] De pendientes. -Perdón, busco un libro, `Crónicas Marcianas´.

El dependiente, despertando de su letargo:

-¿Eh? ¿Enrique Martínez? (sic)
-No, Cró-ni-cas Mar-cia-nas.
-¡Ah! ¿El disco del programa?
-No, es un libro.
-¿Te sabes el autor?
-Bradbury.
-Mmmh... no me sale nada.

Me asomo a la pantalla. "AUTOR: Buri, Brad".

Mi novia en El Corte Inglés de Pamplona.

-Quería saber si tienen libros de Jiménez Lozano en edición de bolsillo.
-Uf, espera, vete donde esa chica, que es la experta en literatura.
-Perdone, experta en literatura, quiero saber si tienen libros de bolsillo de Jiménez Lozano.
-No me suena. No será viejo, ¿no?
-Hombre... Pero tiene libros editados hace poco. Le dieron el Premio Cervantes hace unos meses...
-Aaaaaah... Es que los libros de los autores buenos no los sacan en bolsillo.

[3] Hoy coincidimos.... con historias, casi iguales, aunque la mía creo que es más sangrante.

[4] Efnaqueados. ¿Pero qué examen pasan los vendedores de libros en los grandes almacenes?
...
-¿Imán se titula?
-Eso
-Igual está en ciencias pues.
-No, es novela, de Ramón J. Sénder
-¿Jota de apellido?
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En el Corty, preguntando a un señor de traje que por lo visto pasaba por allí:
-Busco "El Tulipán Negro"
-Perfumería ahí mismo a la izquierda.

[5] Un grande. Cuesta encontrar al resto de los Duarte y menos entre tanto abrazo. A pesar del empeño, nunca llegaron a la altura de gran Pascual.
Bien por irte.

[6] ¿Acabáramos?. Pero vamos a ver, tenían ¿"Acabáramos" o estaba descatalogado?
En las navidades pasadas pregunté en El Corte Inglés por Las Crónicas de Narnia, y la dependienta me aseguró que eran de un tal Lewis, que ya habían salido siete y las tenían agotadas, pero que seguramente en poco tiempo saldría la octava entrega. Visto lo visto, me animé a preguntar por la biografía de Ana Sagasti, la conocida líder nacionalista. Buscó en el ordenador y me dijo que no le salía nada, que en esos días era normal: llega a salirle y me la compro.

[7] No quieren que leamos. Es una conspiración. Como la que maquinan contra mi helicóptero.
La librera de un establecimiento clásico de Barcelona, de rancio abolengo que inclus tiene su propio sello editorial:
-¿Pero me vas a preguntar por otro libro?
-Pues si. Por otros seis más.
Entre la sorpresa y la indignación
-Es que si me los pides te los tendré que buscar
-Bueno, señora, es lo habitual en los establecimientos cara al público: el cliente pide y quien le atiende procura encontrar lo que busca.
Siete de siete, no encontré ni uno.

Item más: Los libros sucios y cochambrosos de las tiendas modernas, efnacs y sucedáneos. Los presuntos lectores tirados por el suelo en La Central, que uno no sabe si son decorados o figurantes. ¡Y qué mal huelen!

[8] libreriadeteatro. Si leéis teatro y, si no, deberíais, pasaros por libreriadeteatro ÑAQUE, en San Mateo, 30, Madrid. Es difícil que les pilléis en un renuncio, aunque todo el mundo es humano...

[9] ¿Lo qué?. Yo pregunté en “El Corte de Mangas” si tenían algo de Cioran y me mandaron a la planta de caballero. Con un poco de suerte habría llegado la colección de la nueva temporada.

[10] Biblia. Buenísimas historias. Me las copio todas para plagiarlas a su tiempo.
La mía es más triste: fui a comprar una Biblia de Jerusalén. Me mandaron al estante de Ciencias ocultas, tarot, brujería, etc. Allí estaba.

[11] Ay.... Hace unos minutos yo comentaba en un blog amigo del placer que supone comprar libros en algunos sitios.
Por razones personales voy a Argentina con alguna frecuencia y paso en la calle Corrientes mucho de mi tiempo. Esta calle está llena de librerías, de todos los tamaños pero en su mayoría bastante grandes y no tienen horario de cierre. Puedes estar rebuscando y hojeando libros hasta la madrugada, bien sola o bien conversando con el librero o alguno de los empleados que pasean entre anaqueles. Y ese es otro de los placeres por el conocimiento de su comercio y su contenido de todos y cada uno de los empleados.

Eso que cuentas de Jenofonte se puede dar en cualquier librería de cualquier lugar de España. Ponen a cualquiera delante de una pantalla de ordenador y la mayoría no tienen ni la más pálida idea de lo que es un libro, cuanto más saber quién lo escribió, ni siquiera si ese individuo es escritor... con lo cual, el placer que supone comprar un libro por lo que a continuación haces (leerlo) a veces se convierte en llanto ante la ignorancia del tendero y la falta de sensibilidad del dueño de la tienda, que no librería...

[12] los listos. cuando mi marido era jovencito, en la única librería más o menos decente de la pequeña ciudad dónde vivimos, le informaron que Miguel Hernández nunca había escrito teatro. Si hubiera existido Corte Inglés o similar, a lo mejor ni siquiera habría escrito poesía, eso nunca lo sabremos.