[1] Sociología periférica. En la últma pachanga que se hizo por aquí -la fiesta de la democracia la llaman-, me acerqué con mi voto a la mesa, después de un ratito de cola, DNI y tal. El presidente retira el papelín y me invita a que sea yo mismo quien eche el voto. Por primera vez puedo ser yo mismo el que introduzca el sobre en la urna.
El señor con gafas estupefacto al verme como, tapándome la nariz, al itálico modo, echo el sobre dentro. "Gracias señor -le digo-, que le sea leve y que pase un buen recuento. Mucho ánimo." El pobre tardó un instante en reaccionar y me dijo que de nada, buenos días, o algo así, y termina con una media sonrisa algo alucinada.
Lo había avisado, votaré con las narices tapadas, que Dinamarca huele fatal. Igual a la próxima voy disfrazado de Hamlet, pelucón y calavera.

[2] YO, COMO.... soy político, creo que debería ser obligatotio ir a votar. Bueno, en serio, yo pienso que debiera marcarse un mínimo para los referendums ¿no? si solo vota el 38% no vale.

[3] Añejo. Lo mejor es votar a los carlistas siempre, incluso en estos estatutos que se han puesto de moda.

[4] El sur. Uno vota y dos miran.