NO IRÉ A LA RÍA. Leo Rex, del cubano pasado por Rusia y afincado en Nueva York José Manuel Prieto. Los raros estáis (estamos) de enhorabuena. He aquí una novela rara, rara, rara, en la que corres el riesgo de no entender nada, nada, nada, pero que te deja una especie de alegría cuando crees entender algo (algo, algo).
Un joven cubano que ha brujuleado por Rusia acaba en Marbella trabajando como preceptor de un niño ruso, hijo de nuevos ricos con chalet blindado y piscina fascinante. Por alguna razón, viven encerrados ahí, sin salir ni a la noche ni al día marbellí. ¿Qué sucede? Pues que el señor de la casa, un físico en su origen, se dedica a la producción de increíbles diamantes falsos. Ha estafado a dos mafiosos rusos, ha cobrado los multimillones y los mafiosos, pillados en la reventa, han purgado dos años de cárcel y ya han salido. Y si han salido, irán sin duda a vengarse del engañador inicial.
Esto es el argumento, en realidad una tapadera para que el joven preceptor nos explique su pasión por un único escritor y un único libro: Proust y su En busca del tiempo perdido (que aquí se convierte en un más vulgar En busca del dinero perdido). En Proust están todos los escritores pasados y futuros, y en el libro toda la sabudiría que cualquiera requiere para guiar su vida. ¿Dará Proust también solución a la amenaza de los mafiosos?
Prieto escribe raro, trunca la sintaxis, hace que su narrador cambie de humor y nos engañe una y otra vez. Es divertido. La novela no irá a la Ría, por mucho que se ría el lector no-raro.
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Publicado el martes, 20 de marzo de 2007, a las 9 horas y 07 minutos
[1] Pregunta rara. ¿Se puede ser palindrómico sin ser anagramático?
[2] Sí. Hay muchos palindrómicos que no están en Anagrama. José Antonio Millán fue anagramático sólo una vez, y ya lo dejó. Y muchos latinoamericanos que se dedican a ese obsesivo oficio están también fuera de las redes de Herralde, como Cortázar. Monterroso sí.
Comentado por
Peter | 20/3/2007 10:48
[3] Me he explicado poco, o nada: anagramáticos son los lectores de Anagrama; por extensión, los que se dejan enredar por la buena literatura.
Comentado por
Leandro | 20/3/2007 11:45
[4] ¿Suicidas?. ¿Los acantilados tenemos tendencias suicidas por ser peores que los libros que leemos?
Esto me recuerda a la vida besuga de la Amelie Nothomb...
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