ATAR A LA RATA. Recibo en Correos un paquete de libros totalmente cubierto de cinta adhesiva marrón, esa que se pone a granel porque el rollo invita a lucirse. La tarea será ardua. Me consuelan estas palabras de Flannery O'Connor escritas en 1961 a una amiga:
Sólo tengo una queja contra ti, sólo veo una mancha en tu carácter. Es el modo en que envuelves los paquetes. Cuando quise llegar a los libros, mis dedos estaban sangrando y mi temperamento estropeado para todo el día. Me gustaría que toda tu cinta adhesiva se fuera al infierno. Por favor, consíguete un ovillo de cuerda, un simple ovillo de cuerda, y la próxima vez que vayas a enviarme un libro, átalo, simplemente átalo.
La cuerda desaparece. Abandona su función de sellar el chorizo, de dirigir al burro. La play asesina a la comba. Permanece en los complicados sistemas de cortinas y persianas (días contados) y en las divertidas expediciones de parvulitos por las calles de la ciudad, atados para que no se pierdan.
Así llevo yo a Puppy por las calles inmensas de Bilbao.
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Publicado el martes, 10 de abril de 2007, a las 9 horas y 10 minutos
[1] Pero. En Barakas queda una cuerda floja donde vivir. Y vivir bien.
[2] Sangre. Llegar al libro con los dedos ensangrentados... buf.
[3] Muy bien traída la cita, Peter. Flannery, como siempre, sensacional, aunque sea en una carta sobre un tema tan prosaico como los paquetes.
Daría mi brazo derecho por verte con Puppy por Bilbao.
[4] Lo mejor.. Me explicaron cómo hacer para que los regalos aparenten mayor precio. Sencillo, depende de cómo se envuelve.
Por cierto, lo de la canción dedicada en el post -esa que no supiste apreciar- es de mis favoritas. Refunfuño.
Comentado por
anojado | 14/4/2007 15:28
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