CRICHTON AL ATAQUE. Me pasa algo curioso con
Michael Crichton, desde que leí
Jurassic Park (nada que ver con la película): disfruto y no debería hacerlo. Sé que entro en las trampas del
best seller, pero son unas trampas tan bien hechas que devoro sus páginas.
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Estado de miedo, en realidad un alegato contra algunos grupos ecologistas extremos. Una organización ecologista de fuerte presupuesto contrata los servicios de un grupo terrorista para provocar catástrofes naturales (fuertes tormentas, hasta tsunamis) que avalen sus teorías sobre el cambio climático abrupto. Una maligna operación de márketing que no engañará a un intrépido grupo de científicos, abogados y bellas secretarias.
La novela queda lastrada por una feroz insistencia en las mentiras de algunas convicciones pretendidamente científicas, como la malignidad del calentamiento del planeta. Y vuelve la paradoja: uno es ecologista, pero no puede dejar de leer esta denuncia contra la burocratización de la causa verde...