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UNA PANTERA EN BILBAO. Como ocurrió hace dos años, una pantera negra aterroriza a los nobles vizcainos. En 2003 apareció en la zona de la antigua central de Lemóniz, y alguien pensó que podría tener que ver con una mutación genética provocada por lo nuclear. Ahora reaparece en Górliz, donde veranea por cierto nuestro vecino de blog El Mantenido. Con esto no estoy acusándole: sólo hago constar un hecho. Que se ande con cuidado.
Movilizadas las fuerzas de seguridad y expertos varios, ni rastro de la pantera. Mientras tanto, se multiplican los testigos, que narran su singular experiencia de toparse con el felino. "Me miró fijamente a los ojos", dice uno aún asustado, y es verdad que los felinos te clavan su felina mirada. Otros, más escépticos, aventuran que se trata de un "gato grande", de los que al parecer "hay muchos" por la zona.
Eso cuadra más con Bilbao. La pantera, si existe, parece que es pequeña ("me llegaba a la altura de las rodillas", asegura uno de los observadores). Grande debería de ser si fuera de Bilbao. Me quedo con el Gato Grande, negro y sanguinario, tan del estilo de Poe.
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Publicado el lunes, 24 de octubre de 2005, a las 15 horas y 31 minutos
[1] Otra cosa. Después de visitar esta página a modo de espía secretísimo durante muchos meses y de no delatar mi presencia incluso cuando trató el tema-cebo del escritor no tan raro Vila-Matas, me quito el sombrero y la gabardina con el asunto de “la pantera que aparece y desaparece”. Confesaré que el misterio me tiene totalmente intrigado desde hace años y que en mi opinión es la mejor de las ficciones sucedidas en este nuevo Bilbao de diseño alto y de emoción literaria escasa. Basta con leer las crónicas de estos días para estar seguro de que todo este asunto no es más que un artificio literario ideado por algún becario o escritor lentísimo con ganas de emular a Kipling, Perec, Mrozek y Unamuno al mismo tiempo.
¿Qué decir ante declaraciones de este tipo?
Una vecina que paseaba por allí: “Si no han encontrado nada, será porque no hay pantera. Lo más problable es que fuera un perro”.
Fuentes policiales: “El ertzaina disparó contra algo que se movía detrás de unos matorrales, sin saber si era la pantera, un perro o un gato”.
Una testigo de una aparición anterior. “Al principio pensé que era un perro, pero por los gestos enseguida me di cuenta de que se trataba de otra cosa”.
Estoy totalmente de acuerdo con esta señora y también a mí me parece que todo esto tiene que ser “otra cosa”. ¿Qué? No sé, pero otra cosa.
Termino mi aparición fugaz con un detalle que hubiera servido para ilustrar la larga tradición de la Villa con el mundo de los felinos: en el barrio de Deusto hay un edificio conocido como El Tigre que corona su arquitectura industrial de los años treinta con una escultura espectacular de un bicho que ha servido para que todos los niños del barrio discutieran alguna vez si lo que se veía allí arriba era un tigre, una pantera, un león o un gato grande.
Adiós muy rápido,
Dr. V
Comentado por
V
| 24/10/2005 17:26
| V
[2] Al margen de lo de la pantera...últimamente he leido varios libros de escritores exóticos...Arundathy Roy (El dios de las pequeñas cosas), Pramoedya Anantha Toer ó últimamente Jabbar Yassin Hussin (El lector de Bagdad) y llego a la misma conclusión: la historia es bonita (a veces extraña) pero -en mi opinión...- literariamente pobre...También lei "El señor Salgado y el pastel de amor" (de Romesh Gunesekera) y lo mismo. ¿¿¿¿¿¿Porqué??????? A ver si me estoy perdiendo algo...o no me entero de lo que leo...
Comentado por
Nacho | 24/10/2005 19:16
[3] Gracias, Peter, andaré con pies de plomo, y con un tirachinas, por si acaso.
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