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DETECTIVE EN BILBAO. Ayer hubo en este blog opiniones de singular valor. El doctor Pasavento aportó valiosos datos sobre el escultor del edificio de Deusto coronado por nosesabequé animal y apuntó una interesante bibliografía sobre el tema, desde los Simpson hasta Julian Barnes. Capi, en cambio, se columpió: ¡una leona!, dice. No faltó la pulla del donostiarra, que supo ver con sagacidad la relación entre la "fuga de los leones" hacia la cola de la clasificación y la aparición de la pantera negra hacia los primeros puestos de las noticias.
Prometí investigar y lo hice. Un arquitecto de toda confianza me aseguró que el restaurador del animal del edificio de Deusto da fe de que el felino "tiene atributos". Desechada por tanto la habladuría de que se trata de una hembra (leona, tigresa o lo que sea). León o tigre, esa es la cuestión.
Por la noche, Capi se desdice de lo de "leona" y apuesta por "tigre": ha hablado con los dueños del edificio y con otra gente más y se empecina en lo de tigre. Quizá.
La prensa, hoy, calla. ¿Qué hará mientras tanto la pantera o el gato grande? Esta historia no se ha acabado, ni mucho menos, aunque esté arruinando este blog.
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Publicado el miércoles, 26 de octubre de 2005, a las 9 horas y 11 minutos
[1] ¡A los raíles!. Nuevas pruebas de algo que no sé muy bién qué es, pero que sin duda ha adquirido dimensiones de gran misterio. Página 62:
“Pero eso no era todo. Había un tercero en el grupo: un gato surgido de no se sabe dónde. El gato era enorme, como un cebón, negro como el hollín o como un grajo, y con un bigote desafiante como el de los militares de caballería. Los tres se dirigían hacia la calle y el gato andaba sobre las patas traseras (…). Al perder de vista a uno de los del grupo, Iván concentró su atención en el gato; el extraño animal se había acercado al estribo del tranvía “A” que estaba en la parada, había empujado con insolencia a una mujer que dio un grito, agarrándose a la barandilla e incluso tratando de alargarle a la cobradora una moneda de diez kopeks a través de la ventanilla abierta por el calor.
El comportamiento del gato impresionó de tal manera a Iván que se quedó inmóvil junto a la tienda de comestibles de la esquina. Pero aún le impresionó más la actitud de la cobradora, que al darse cuenta de que el gato se metía en el tranvía, temblando de rabia, gritó:
- ¡Los gatos no pueden subir! ¡Que no se puede entrar con gatos! ¡Zape! ¡O te bajas o llamo a las milicias!
Pero a la cobradora, como a los pasajeros, les pasó inadvertido lo esencialmente asombroso, porque, al fin y al cabo, lo de menos era que un gato subiera al tranvía, pero es que el gato ¡había intentado pagar!”.
Es un fragmento de la novela El maestro y Margarita del escritor ruso Mijaíl A. Bulgákov (1891-1940). ¿No cree usted, señor de Miguel, que este detalle termina de explicar todo aquello de un gato grande con ojos brillantes como los del demonio?
Eso sí, esta nueva pista aleja la historia de los bosques de Gorliz y sitúa la naración en los vagones de los tranvías que recorren Bilbao. Y ahora un aviso por si la pantera también lee estas páginas, detalle del que cada vez estoy más convencido: el precio de un viaje en tranvía por Bilbao es de 1 euro.
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Dr. V | 26/10/2005 11:34
[2] LEONES. El Rey de la selva va a ser capaz de ser bilocuo: primero y ultimo en la liga en solo dos meses.
¿Para cuando los extranjeros en el Bilbao (perdón, athletic), por que con tantos inmigrantes va a tener que coger cuota.
Comentado por
bb | 26/10/2005 18:10
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