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LA MIGRACIÓN DE LAS MANOS. Ayer no fue un día normal. A la salida del sol, cientos de manos empezaron a surgir por todos los rincones de la ciudad abandonando las casas. Buscaban las salidas más inmediatas, obedeciendo alguna extraña orden del instinto, desbordándose por las ventanas y los portales y hasta de las alcantarillas salió un sorprendente número de ellas.

Eran tantas que empezaban a subir por las paredes y pensé que pronto se me llenaría la terraza de manos, pero como todas seguían la misma dirección me limité a cerrar las ventanas y esperar que pasara de largo aquella multitud.

Un tráfico incesante de arácnidos dactilares llenaba prácticamente todo el exterior y el roce de miles de dedos sobre las paredes elevaba un rumor sordo e inquietante sobre la escena. Yo observaba atónito como desafiaban a la gravedad mediante una pequeña presión angular que les permitía a la vez la sustentación y el desplazamiento.

Las muñecas empezaron a dolerme y yo sabía lo que eso significaba así que tomé la precaución de vendar mis manos hasta el codo sujetándolas bien entre los dedos.

El paso de la Migración duró apenas una hora -las manos tenían prisa- y cuando el dolor hubo cesado salí de nuevo a la terraza, donde una mano un poco torpe que no había conseguido completar su periplo agonizaba palma arriba entre espasmos. Me quedé un rato mirándola sin saber que hacer. Acabé por perder la paciencia. Le pegué un fuerte pisotón y agarrándola cuidadosamente por el dedo meñique la arrojé a la calle.

La Migración de las Manos no obedece a una determinada fecha del calendario, ni a las fases de la luna, ni a tormentas solares o alineaciones planetarias. Se da una vez al año aproximadamente y no todos los años. Se van -nadie sabe donde- y vuelven a los tres o cuatro días buscando a sus dueños, fieles como palomas mensajeras. Todas excepto aquellas que sufren algún percance en el camino.

Dicen, los que recuperan sus manos tras la migración, que éstas vuelven mucho más sanas y ágiles.Sospechamos que no se debe sólo al ejercicio físico. En cuanto a mí soy dibujante y no puedo correr riesgos.

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Publicado el sábado, 8 de enero de 2005, a las 11 horas y 59 minutos


[1] Tb escritor. "En cuanto a mí soy dibujante y no puedo correr riesgos"... Perdona, Toño, pero tampoco debes corres riesgos... porque también eres escritor. ¡Vaya sorpresa!
Comentado por Loren | 12/1/2005 00:42






Ilustración de Toño Benavides
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