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LA NUEVA CARACOLA. Hay un respiradero en la azotea de la casa, cuya boca se curva hacia el suelo para evitar ahogarse los días de lluvia. Es el árbol más viejo de ese elevado bosque de antenas y chimeneas que han crecido mucho más caóticamente de lo que cabría esperar. Su garganta exhala vapores de un oscuro torrente subterráneo de desagües y alcantarillas. Si te acercas oirás el eco de todos los remolinos moribundos de agua en los fregaderos. Un eco espeso, de restos de grasa y comida a medio digerir.

Oirás el rumor del perfume evocador y delicado que arrancó el agua de la ducha del cuello de la vieja dama; que vive con doce gatos y nunca sale de casa. Ese perfume está enriquecido con el sudor de la mujer y quizá con algo mas...

Espumas de afeitar jabones y una estridente sinfonía de cosméticos, componen la parte más amable de su aportación a la atmósfera. Esa caracola de hojadelata, nos trae todos los días el latido de los vecinos de la casa. Nos comunica todo lo que sabe con una sorda composición de murmullos, de pequeños eructos, de secretos a medias, con una voz coral en la que cada vez es más difícil distinguir los graves de los agudos.

La voz de un animal nuevo que suda y duerme. Un animal múltiple y habitado.

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Publicado el miércoles, 2 de marzo de 2005, a las 11 horas y 57 minutos


[1] Pequeña imperfección. Tengo un amigo que se afeita con brocha y espuma "La Toja", pero como no funciona lo de URL en este formulario, no puedo poner su web. A ver si se arregla todo.
Comentado por Manu | 02/3/2005 19:59
[2] Pues va a ser.... que no :) hay que esperar a que se acabe lo q se tiene que acabar
Comentado por webmaster | 02/3/2005 20:01
[3] Bushismos. Confianza.
“Bueno, si dices que vas a hacer algo y no lo haces, creo que eso genera confianza.” G. W. Bush.

Los súbditos del dirigente solían estar bastante tranquilos, tenían plena confianza en su líder y en aquellos que lo rodeaban, sabían que siempre podían contar con que el dirigente no mantuviera su palabra, eso les daba cierto nivel de seguridad, de estabilidad, la certeza de saber que el discurso no iría mas allá del discurso, que lo dicho no trascendería a lo hecho. Sin embargo, había momentos excepcionales en los que se cumplía lo prometido, en los que esa confianza en el incumplimiento se veía traicionada; momentos en los que el dirigente era fiel a su palabra, momentos que confirmaban la regla. A pesar de esto los súbditos no se desencantaban, si el dirigente decía que iba a hacer algo y lo hacia todos estaban felices, si, por el contrario, decía que iba a hacer algo y no lo hacia, nadie resultaba sorprendido.
(c. bortoni e.)

Extraído de Bushismos
Comentado por hude | 03/3/2005 16:40
[4] Bush. da para mucho y lo que acabo de leer me parece de lo mejor.
Comentado por el ojo | 04/3/2005 09:09
[5] Mañana más. Siga así, Toño. Saludos espumosos.
Comentado por Matías Bruñulf | 04/3/2005 15:09
[6] La gran caracola(da). Me voy a dar un festín de caracoles. A tu salud.
Comentado por Lucas | 04/3/2005 15:36
[7] ¡¡Cómo está el patioooo!!
Comentado por Pau | 04/3/2005 19:22 | antiarrugas.blogspot.com






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