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LA TIERRA MÁS ALLÁ DEL BOSQUE (3). Comedores de bombillas de aspecto saludable. Tribus que viven en las profundidades de los aparcamientos subterráneos y que sobreviven robándole el bocadillo de jamón a los vigilantes y hasta la pistola, sí fuera de chocolate.
El chupacabras se fue a México porque aquí no tenía nada que hacer. Aquí era el tonto del pueblo. Un pobre muerto de hambre que no entendía nada. Como si hubiera algo que entender.
En el mercado nocturno un hombre grasiento se rasca la camiseta de tirantes. Tiene tanta mierda que se le ha quedado pegada al cuerpo y aunque hay que hacer un portentoso ejercicio de imaginación, se puede aventurar que una vez fue blanca. Vende cerebros que parecen coles y están acompañados de otras verduras que efectivamente lo son.
-¿Para comer?-le preguntamos.
-Yo se los vendo. Ustedes hacen con ellos lo que les plazca.
-Por piezas y medias piezas. Las mitades funcionan peor pero aún pueden servir. Y si no funcionan siempre pueden prepararlas a la plancha. Con un chorrito de aceite y una pizca de sal, mejor que el marisco
Aquí alimentan los camiones con aguardiente para poder beberse la gasolina. Y no me extraña porque no hay nada tan antiguo que huela mejor. Deberían ponerle etiqueta como al vino.
Una enorme y angulosa mujer permanece erguida e inmóvil como la dama de Elche detrás de su puesto de hortalizas donde abundan las zanahorias. Una agresiva y venérea Marlene Dietricht de arrabal que se acomoda las tetas ostensiblemente cada vez que tiene ocasión; como si fueran algo con lo que tropieza frecuentemente, una prenda que no tiene costumbre de llevar puesta. Miramos el género simulando interés. Hay zanahorias de todas las formas y tamaños. Desde las zanahorias trepamos hasta su mirada verde-grisácea, pasando por un ceñido vestido oscuro salpicado de pequeños lunares blancos. Sus labios se despegan sonriendo peligrosamente bajo una gruesa capa de carmín, y nos dice señalando la mercancía:
-Todas sirven para lo mismo pero sólo yo la sirvo calentita.
Y el aire se estremece con el eco de su voz ronca de vieja actriz fumadora.
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Publicado el martes, 15 de agosto de 2006, a las 15 horas y 13 minutos
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