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LA TIERRA MÁS ALLÁ DEL BOSQUE (4). Esta es la zona muerta. La tierra de nadie cuarteada de solares. Crecen amontonadas junto a las tapias maquinas desahuciadas y juguetes antiguos de la época en que el plástico era una novedad.
-¿A que huele ese juguete hijo?
-Huele a nuevo.
En algunos lugares la maraña de chatarra crece como la hiedra asomándose a las esquinas, escalando enfermos ladrillos ennegrecidos, copando tejados y chimeneas, asaltando los cielos, estrangulando ángeles, arrastrando sus alas blancas sobre la cama de barro de las calles.
En este lugar el viento asalta cornisas. Se adueña en remolinos de los patios poblados de objetos huérfanos, desfigurados por el paso del tiempo y la cabalgada enloquecida de la lluvia. El cielo clava antenas puntiagudas en el pecho de los indecisos. Si puede te corta el cuello con la chapa arrancada del tejado del viejo almacén y le da igual que tu casa sea tu casa si está en su camino. Las ambulancias gritan creyendo encontrar heridos cuando solo hay muertos. Esta es la república de la vida al margen. Una forma de existencia que aún no conocemos del todo. Un latido inquietante de bacteria que subsiste a despecho del frío espacio interestelar ,a salvo de la cola de los cometas, lejos de la mirada de los caracoles unifamiliares que solo sacan los cuernos al sol.
Al abrigo de los vientos aún podemos fumar. Escondidos entre las ruinas veremos pasar muertos que piden tabaco. A cambio ofrecen su alma encerrada en una botella. Conseguiremos una por un par de cigarros. El alma no es la pluma perdida que cayó del ala de un ángel. Dentro de la botella se retuerce como un animal marino acostumbrado a camuflarse bajo la arena. No presenta una forma que podamos asociar a nada conocido. Brilla, eso si, como un trozo de intestino, y expulsa por un extremo-quizá debido al miedo-algún líquido que no acaba de disolverse bien en el agua en la que flota. Cuando hayamos satisfecho nuestro morbo de compradores de “pet-shop”, romperemos la botella sobre una piedra y apagaremos los cigarrillos en la piel húmeda del bicho. Para eso son las almas embotelladas. Pájaros de Bangkok que no vuelven a la jaula.
Por el este (todo viene de oriente), el cielo se derrumba en burbujas negras, hinchadas con el agua de todos los ríos muertos. El agua de los manantiales arrastraba el carbón y las tripas de algún animal temerario. El cadáver descansa en el fondo seco con las patas acusadoras apuntando al río que ahora viaja a mil metros de altura. Dispuesto a caer sobre la zona muerta. Listo para fraguar espejos de plomo donde se miran las farolas y se multiplican los raíles del tren hasta encontrarse en su infinito trazado.
Caminamos un poco más. Descalzos sobre los charcos. Respirando bocanadas de aire fresco. Esperando la última descarga de lluvia, hasta la salida del sol.
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Publicado el miércoles, 16 de agosto de 2006, a las 15 horas y 03 minutos
[1] Pluma dominatrix. Ahí, Toño, controlando los géneros con ese tacón acharolado. Abrazos.
[2] Publi. Hablaban en donde escolar.net de una especie de concurso bloguero y os he puesto recomendados a todo el contubernio ... a ver...
No sé, todos los blogos que he visto premiados me daban como vértigo, así que el gusto general debe estar algo distinto al mío. No digo peor...distinto.
Me hice un blogo misereibol para poner tontunas hace tiempo, que nunca enlazo, porque en realidad lo que me gusta es charlar en el foruco aquel, pero esta vez te lo pongo porque me parece como una cosa elemental de cortesía, casa por casa, puertas abiertas y eso.
Beso, artista.
M.
[3] Saló del Llibre. Muy bueno tu blog. Enhorabuena.
Ahí va un regalito para que se te pase la mala leche que ha puesto el tarado ese del que hablas en el último post:
http://www.salollibrebcn.com/blogs.asp
A seguir así!
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