«L’HORIZON». DOMINIQUE A
. Acabo de despertar de un coma de seis semanas. He vuelto a casa después de una siesta de 42 días en el hospital. La que dice ser mi mujer me muestra una habitación llena de discos y me dice que son todos míos: comprados o robados en internet. Los últimos están en un baúl de piel, acumulados sin orden ni concierto, sin caja ni funda, toscamente rotulados los nombres de los artistas y los títulos con tinta azul. Cojo uno al azar y la música me acaricia y me sacude alternativamente. Lo conozco o creo que lo conozco; soy incapaz de recordar a este Dominique A. Sin embargo, esa guitarra galopante, ese galope dramático, ya lo he oído más veces. ¿Será que tengo más discos de este francés? ¿Será que sus discos se parecen unos a otros? En ese caso se trata de un tipo con una acusada personalidad musical. O un músico metido en una espiral creativa.
Sólo hoy me he puesto el disco «L’horizon» cuatro veces. Es adictivo, melancólico, evocador, pero me recuerda tanto a esos discos que no recuerdo…
Dominique A toca la guitarra y toda una panoplia de instrumentos, y encima tiene músicos de acompañamiento. Y sin embargo suena casi como un disco acústico. Y me da la impresión de que incluso con una orquesta sinfónica detrás sonaría como un cantautor de guitarra en bandolera y platillo de monedas de céntimo a sus pies.
Y ahora es un piano el que cabalga sobre la línea del horizonte, y también me parece que ya lo he oído. Y Domingo Ané provoca destellos en la melodía, pero no me quito encima el
deja vu. ¿Quién eres Dominique? ¿Un genio? ¿Un genio que se plagia a sí mismo? ¿O un impostor? ¿Quien soy yo Dominque? ¿Por qué escribo este blog? ¿Soy el de la caricatura? ¿O soy un impostor?
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