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EXPERIENCE. CENTRO CULTURAL CAJASTUR (OVIEDO) . LUNES 29 DE MAYO Decir que un concierto de Experience (pronúnciese ‘expegans’) resulta toda una experiencia es fácil y tonto, pero una verdad como una casa. Para ser más exactos, como una casa en llamas. Dicho en román paladino, acojonan. Como casi todas las propuestas, en directo pierden matices, pero como en algunas de ellas, ganan contundencia. Y el de Experience es un discurso político-musical al que le viene muy bien la contundencia. Más cercanos al hardcore que al hip hop, que yo suponía su estilo de cabecera dado el devocionario de Michel Cloup (ahí está la selección de versiones de su último disco), la apisonadora rodó sobre nuestros tímpanos.
Eso sí, Experience nunca serán Diabologum, y seguramente ni falta que les hace. Venderán (si no los han vendido ya) más discos, y ampliarán el campo de batalla, pero la pátina de vanguardia que marcaron aquellos, su prurito de grupo determinante, no les corresponde a estos.
Tres puntos a favor del concierto de Experience: entrega, sonido, contundencia. Tres en contra: ese micro doble que nunca funciona, unas bases programadas que aportan bien poco y la escasa convicción de Michel como MC. Cloup está mejor en su papel de no-cantante (no canta, ni recita, ni rapea, y lo hace todo a la vez).
En definitiva, si hubiera podido olvidar por un momento que en el escenario estaba una parte, quizá la más importante, de Diabologum, quizá hubiera disfrutado más de un gran concierto. Es el lastre de los músicos que escriben una página histórica en la primera hoja del cuaderno; es el lastre de los aficionados que queremos leer siempre páginas magistrales.
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Publicado el lunes, 12 de junio de 2006, a las 18 horas y 34 minutos
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