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LA PUERTA. Después de decidirme entre las puertas blindadas y acorazadas, por fin, y casi haciendo una tesis, elegí una acorazada.
Con blindaje de doble chapa, marco de acero, nivel de seguridad cinco... hasta con cortavientos, y eso sabiendo que entre la puerta del portal y mi casa hay cinco plantas. Es decir, antes apaga un abuelo las velas desde el subsuelo, que un poco de viento susurra en mi puerta: “Soy doña brisa pasaba por aquí y aunque llevo prisa, he pensado en subir”.
Viene a medir, toma nota, y al firmar me recuerda: de 20 días a un mes.
Yo, por supuesto, le ingreso el cuarenta por ciento. Sé que de pagar, siempre hay tiempo, pero nunca pienso que me van a engañar.
Y suelo acertar... pero, a no ser que su noción del tiempo sea la de Marte, a este individuo hay que darle de comer aparte.
Midió en mayo. Llovió y ha escampado.
Me ha dado largas. Bueno, las largas, las cortas, las de niebla... pero yo sólo he visto las de emergencia.
¡Y cómo no verlas si han pasado tres meses, y después de muchos problemas la puerta nueva no está puesta!
Quizá sea una mal pensada y ahora mismo me estén cortando la madera en la Selva Negra.
Quizá mañana terminen de fundir el acero, encargado ex profeso, y lo labren a mano...
Quizá las medidas han de ser tan exactas que están esperando que queden libres el tallador y la maquinaria... con las que cortan diamantes en un instante.
Quizá sea cosa mía, y me la traigan a mano, cual antorcha olímpica, y ya de paso, hagan un campeonato de lanzamiento de estafas.
Quizá es que me he vuelto una desconfiada y después de que me dice la fábrica, “este hombre a nosotros no nos ha encargado nada” yo no caiga, en que así, cuando tenga setenta tacos, la sorpresa será tal, que de un simple vistazo a la puerta, se me caigan las patas de gallo, la arrugas, verrugas, ojeras y demás fauna animal.
Vamos, que la sorpresa me va a convertir en una princesa de 18 años.
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Publicado el miércoles, 23 de noviembre de 2005, a las 0 horas y 50 minutos
[1] Click. Pues denuncia al canto. Yo con todo el tema de mi casa he descuebierto que de buenas no consigues nada. Me ha tocado mosquearmo con todos, decirles que o mañana tengo lo que me tienen que servir o denuncia y, mano de santo, al dia siguiente tenia lo acordado. Pero claor hace falta ponerse con un acbreo de tres pares de narices y si puede ser que te vean la vena gorda del cuello a punto de estallar.
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Click | 23/11/2005 09:51
[2] Positivo. Así te ahorras el portazo....
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El Puñalón | 23/11/2005 11:54
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