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¿QUIÉN ES?
Me niego a presentarme.
Que cómodo y fácil es decir cómo soy, qué hago y cómo deshago. Tengo muy claro que para eso aprendiste a leer. Para entender mis palabras y crearte tu propia imagen de quien pretende, lo reconozco, encandilarte.
Sé que no es tarea fácil cuando quieres ser no sólo sincera, sino también verdadera. Podría esconderme en el anonimato y prefabricar otra alma, otro pensamiento más jugoso, pero no lo voy a hacer. Voy a ser natural. Al que le guste bien, y al que no, también.
Lo reconozco: soy comercial. Podría, si me propongo, vender una tonelada de tiritas al que se está desangrando en una esquina. Podría venderle la ilusión de que le va a crear una capa de protección. Esa podría ser yo. Pero no lo soy.
Tengo un lema en la vida: “Tratar como quiero que me traten.” Y eso me complica, pero como dicen, sarna con gusto no pica.
Pero me voy a delatar, soy jugadora y me gusta improvisar.
Nací en el setenta en una familia perfecta. Soy deportista, golosa, juerguista y puñetera.
Cantante de ducha profesional y conductora agresiva por el placer de disfrutar.
Sexo: femenino singular. Pero muy singular, más de lo que quisiera yo aceptar.
Vicios: dignos de contar.
Picante y pícara, pero eso ya lo vais a notar.
Animales: piojos de niña, y sanguijuelas de mayor.
Aficiones: la caza mayor. Con la excepción del cerdo ibérico que no le quiero ni ver llegar.
Locuras: desde pequeñita lo cura todo una buena compañía.
Idiomas: con traductor, todos a la perfección. Y en la intimidad, que más da!
Chapa y pintura de serie. Airbag delantero y elevalunas trasero muy bien puestos.
Con dos muelas del juicio suicidadas en acto de servicio, me dejan un marcador abatido: juicio nulo. Pero yo continuo.
Garantizo variedad de sonrisas, muecas y guiños. Pero, os digo desde ya, mi departamento de reclamaciones no sólo está en obras, sino que dio en quiebra por falta de personal. Así que a silbar a la vía, a mí no me aburráis.
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