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CON TIEMPO. Me pregunto quién fue ese maniático que se aburría tanto, que para incordiar, se le ocurrió la brillante idea de dividir los instantes, los momentos, en minúsculos golpecitos constantes y eternos.
Quién quiso volverse loco contando y numerándolo todo.
Para mí que estaba en el campo, aburrido medio dormido y pensó: ¿Y si dividiera mi vida en... Y entonces vio como una vaca movía la cola y no dijo "Eureka" porque era más aburrido que un domingo sin carreras, y murmuró en cambio: ¡Qué feliz idea!... COLETAZOS!
Y según iba la vaca comiendo y rumiando, y por supuesto pedorreando, mientras abatía moscas con su cola, nuestro intrépido degenerado, los iba contando: Uno, dos, tres y cuatro... Izquierda, derecha. Arriba, abajo... Uno, dos, tres y cuatro... Cola arriba y abajo... (sin comentarios).
¡Perfecto! Dividiré mi vida... cada trayecto... ¡Es perfecto!
...Y ya se sabe, Dios los cría y ellos se juntan... Y fue a lo que hoy llamaríamos un club de viejos aburridos leyendo crónicas políticas de conquistas en las Maldivas...
... Y que te puedes esperar de lo que nació, cuando comentó su hallazgo en un nido de mentes turbulentas, secas y poco hechas... pues cachitos. Todos ronroneando: Contaremos. Dividiremos. Tendremos el tiempo en nuestras manos. (Patrocinado por relojes Casio)
Ahí nacieron los segundos, los minutos y esa insufrible manía de todo el mundo de contar sin vivir cada minuto.
Y llegamos a nuestros días dónde la obsesión es la Meca de la Evolución.
¡Malditos aburridos! Nunca entenderé la fijación por el contador: Ahora son exactamente las siete. Estamos en el 2007... cuenta hijo cuenta, que mirar una esfera mientras gira una manivela es una sensación tan placentera que merece no parpadear siquiera.
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Publicado el miércoles, 3 de enero de 2007, a las 15 horas y 40 minutos
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