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UN GRANO EN EL CULO. Esa es la única manera que tiene "la pellejos" del gimnasio de llamar la atención, después de castigarnos en cada ocasión, con su vomitivo esqueleto, colocado siempre en la peor posición.

Según la teoría: Todos los cuerpos son humanos, si se hospedaron más de medio año dentro de un ser humano, homologado como humano.

Pero nadie habló, de los cuerpos con brazos, piernas y manos, acompañados de un culo y una cabeza tan idénticos, que la pereza se despereza y huye como alma en pena, dispuesta a alojarse en cualquiera.

Ahora me rio. Incluso saco mi vena. Pero cuando me estoy cambiando, y la veo exhibirse en cueros como en una pasarela de tísicas hambrientas… Estoy segura que la guerra tiene escenas mucho menos patéticas.

Lo reconozco, me molesta que oriente siempre su culo al poniente, mostrando lo que para ella es resplandeciente, y para el resto, maloliente.

Me enerva coincidir con ella.

Con ella y con su poca vergüenza. Si al menos fuese un poco bella… Piel y vello, ese es el resumen de un metro y medio descompuesto por el paso del tiempo y sobreexpuesto a las inclemencias del momento, que por desgracia, se congela nada más dejar caer su toalla al suelo.

Siempre me dan ganas de decirla: ¿Conoces el invento que cautivó a la sociedad en el instante que descubrieron que los animales no sólo daban alimento, sino también el fundamento de otro elemento conocido con lo que hoy llamamos ROPERO?

Ya sabes, lo que tú nunca llevas puesto. Prendas que tapan el cuerpo.

Me dan ganas de tatuarla: Toalla. O eso, o incrustarme una gafas de sol con máxima graduación. Aunque también barajo la opción de una transfusión... Con sangre de arqueólogo mezclada con la de lobo, para mirar y no ver el cuerpo, sino un esqueleto o un palillo para limpiarme los colmillos. Gratis es la imaginación.

Respeto a los nudistas por pensar que lo primitivo es lo más natural. Disfruto con la publicidad cuando nos muestra un varón en todo su esplendor.

Envidio a las mujeres que tienen y saben llevar su belleza a su máxima expresión.

Pero me atraganto con las personas que tienen que mostrar todos sus encantos, sin pensar que al resto nos puede causar secuelas de gran repercusión.

Es más, no creo en la reencarnación. Y apuesto tres de mis vidas como perro, fontanero y dama de un banquero, que en mi cuarta vida, tendré que pagar a un psiquiatra - psicólogo o futuro loquero, para que me borre esta amarga visión.

Sólo me resta enviar un SMS al 342 y poner en mi móvil la sintonía del trasero descompuesto, para recordarme que mañana en el gimnasio tengo Body Pump, y por supuesto, estará expuesto como siempre, ese culo perruno junto con su insoportable nimiedad y su don para amargar.

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Publicado el miércoles, 7 de marzo de 2007, a las 12 horas y 15 minutos


[1] Vaya. Deberías cambiar de gimnasio, ¿no?
Comentado por J.F.K. | 12/3/2007 11:28






Ilustración de Toño Benavides
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