EVOLUCIÓN. Para que haya evolución tiene que haber una selección natural.

Y la hay. No tienes más que mirar.

Me gustaría personalizar y concretar, hablemos de hombres. Viven menos. La selección es muy inteligente. Los individuos más débiles, son eliminados constantemente.

¿Eliminados o suicidados? ¿Conocéis ese dicho popular que dice: “Si tu mujer quiere que te tires por la ventana, reza para que no esté muy alta.”?

Todavía recuerdo el titular que decía “El paraíso aún existe” que dentro de un tiempo se modificará por el siguiente: “Zona arrasada próxima a edificar”. Estoy hablando del hallazgo que hizo un grupo de científicos en una zona perdida de Indonesia, al identificar más de 30 nuevas especies que vivían en un autentico edén aún sin explorar.

¡¡¡Pobres!!!

Comentaban “...lo más impresionante es que las criaturas de esta selva no habían visto al hombre...y no se asustaban de su presencia.”

¡Lógico! Porque una vez que nos conocen saben que sueltos somos como Atila, y en manada como la peor de las plagas.

Yo estoy convencida que la selección no es una evolución para adaptarnos al medio. Es cosa de la mala entraña: la nuestra. Que donde vamos, obsequiamos con cizaña y malas mañas. Quemamos, devoramos, liquidamos, envenenamos... todo aquello que tenga vida y alegría.

Todavía me imagino a los estupefactos científicos: ¿Por qué no huyen despavoridos? No me lo explico.

Pues yo te lo digo: “Piensa el ladrón que todos son de su condición.”

¿Cómo era aquel dicho tan científico? La materia no se destruye, se transforma. O traducido: El mundo no se destruye, lo transformamos...

Vengan! Aquí tenemos ocho centímetros cuadrados de paraíso natural... vamos a estudiarlo, muestrearlo, fotografiarlo, diseccionarlo... VAMOS A SELECCIONARLOS!!!