CRISPADA. Dicen que ojos que no ven... corazón que no siente.

¡Pero como no voy a ver a una individua nominada que se prepara para pisar la alfombra roja poniéndose diamantes en todo el cuerpo para relajarse!... Si es que me taladra el iris provocándome lesiones internas irrevocables.

Tiene que ser muy estresante ser tonta y sólo contar con dinero para no demostrarlo.

Me saca de quicio las costumbres vergonzosas. Como decía mi abuela: “¡Cómo se nota que nunca les ha faltado de nada!”
Te equivocabas abuela. Les falta ese pedazo de trocito que a todos nos hace ser humanos y no plantas.

Para olvidar.

Enciendo la caja tonta, (hoy va de cerebros privilegiados) y me encuentro a unos a los que les llaman Señores Príncipes del Universo, y les tratan como dioses, residentes en Arabia Saudí, a los que de generación en generación, o de degeneración en degeneración, se les adora, dora y casi ora, por haber nacido en el seno de un tirano principado. Ni mas ni menos que mil quinientos príncipes...

Quizá les vería con mejores ojos si fueran personas. Quizá. Pero nadie me puede sacar de esta opinión cuando veo como tratan a su pueblo y sobre todo a sus mujeres.

No pueden conducir. Hablar con hombres que no sean de su familia. Humilladas bajo ese burka que las tiraniza y humilla...

Muchos hombres no soy ya personas, ni siquiera juntos se les podría llamar manada. Son despojos con ADN podrido y corrompido.

No sé que opinarán los del National Geographic, pero seguro que las aves carroñeras son menos putrefactas.

¡Cuántos animales son más humanos que muchos seres a los que denominamos personas!

Crispada