EL CARGADOR DEL MÓVIL.... el de la agenda...el de la cámara...el de las pilas recargables...

¡Todos en mi mesa!

Todos preparados y ninguno diseñado para lo que realmente me hace falta: Para comerme este mundo sin salsa y a veces con muy poca gracia.

Reconozco que a mi me ponen las pilas, me llenan la batería, físicamente el deporte y la luz del día. Y moralmente, los que habitan entre mis vértebras y corretean por mis venas: mi familia y mis amigos.

A cada uno “se nos llena” de una manera. Yo a mis treinta y tantos bien llevados y mejor pintados, tengo muy claro, por prescripción facultativa, que no hay nada que vitalice, renueve y agilice, como una buena compañía.

Un mensaje, una llamada, un café, una comida, una sonrisa, dos palabras... a mí me dan y llenan de vida.