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ÓBITO. Ha muerto Coll. Cómo nos hemos reído en el tardofranquismo con Coll (y Tip). Estimulaban el juego con el lenguaje y luego repetíamos sus sinsorgadas (porque de la cosa política no nos enterábamos mucho). Es difícil hacer un obituario (matar esta palabra) de Coll en serio y uno no se imagina una esquela al uso.
Hubo un tiempo en que hice obituarios para un periódico nacional. Te llamaban una tarde y lo querían para ya, porque los obituarios no esperan. Sudabas tinta y google para redactarlos. A veces no sabías casi nada del difunto.
Una vez me mandaron hacer un obituario de un vivo en estado de extrema gravedad, hará cinco o seis años. Un escritor importante. Lo tuvieron. Lo tienen. El escritor sigue vivito y coleando, y el obituario (supongo) descansa en la nevera como un muerto prematuro. Rezo para que el obituario no resucite.
Obituaristas, qué oficio.
Publicado el miércoles, 7 de marzo de 2007, a las 8 horas y 47 minutos
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