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TODOS JÓVENES. Jóvenes, aquí todos somos jóvenes, jóvenes para siempre, para toda la vida, aunque el peine acumule polvo, aunque sólo nos quede elegir entre la calva o la cana, aunque los niños nos traten de usted o nos llamen señor, qué maleducados, somos jóvenes, jovencísimos, somos los tíos más joviales, si es que nos podrían confundir con adolescentes…
Como somos tan jóvenes, nos toca esperar, ser pacientes, tomárnoslo con calma, que ya llegará nuestro momento, es que está a punto de llegar, algún año de estos seguro que llega, muy pero que muy pronto, pasado mañana, va a llegar ya, el año que viene, o la década que viene, cualquier día de estos seguro que va a llegar, está al caer…
Somos jóvenes, sin duda, y a pesar de los pesares, y contra viento y marea, así que podemos apoltronarnos eternamente en casa de nuestros padres, qué sería de nosotros sin ellos; o podemos irnos de alquiler con otros colegas, compartiendo frigorífico, cuarto de baño y mando a distancia: nos queda tanto por aprender que bien podemos vivir como estudiantes un curso tras otro, aunque la última vez que estuvimos en una clase fuera en el pleistoceno…
También podemos emanciparnos del todo y decir sí quiero a una comodísima hipoteca, que seguirá a nuestro lado hasta que la muerte nos separe y nos será fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de nuestra juvenil existencia…
Además, podemos soportar indefinidamente que pringuen de basura nuestros contratos, que nos despidan alegremente y nos vuelvan a fichar, una y otra vez, sin pagarnos las vacaciones y olvidándose de las horas extras que curramos, que algún día seremos padres y comeremos huevos…
Mientras tanto, como somos jóvenes, toca disfrutar, hay que divertirse. Eso sí, sin rechistar.
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Publicado el lunes, 31 de octubre de 2005, a las 12 horas y 11 minutos
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