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LERMA. Un toro de Osborne contempla cómo anochece en la meseta. Escribo estas líneas en un autobús Madrid-Burgos, a las siete y media de la tarde, cuando quedan sesenta y tantos kilómetros para llegar, poco después de sobrevivir a una siestorra. ¿Habré roncado?, me digo mientras vuelvo a este mundo, a la altura de Cilleruelo de Abajo… La película ya ha terminado. La señora de delante lee que María Teresa Campos está feliz y enamorada. Me ha despertado, para variar, una llamada telefónica, que ha terminado con un «te quiero, churri», pero justo ahora que he abierto el cuaderno no pesco ninguna conversación interesante. Alicia Koplowitz sigue elegante y discreta. «Ya falta poquito», dice a la altura del asiento 14 una niña a su abuela. La ex mujer del futbolista del Barcelona Rafael Márquez cuenta que éste le fue infiel con Jaydy Mitchel, la ex mujer del cantante Alejandro Sanz. Quedan 49 kilómetros. Otro timbrazo. Unos asientos atrás un hombre comenta: «Vive como Dios, ¿tú has visto a un funcionario que viva mal?» Luego cambia de tercio: «Dile que lleve la barbacoa». Lerma. La Jurado continúa luchando. La señora cierra la revista y desenfunda el móvil. Afilo el lápiz. Fijo que da juego. Pero me decepciona: «Estamos en Lerma, ya llegamos, hasta luego». Telegráfica, vaya. Aunque vuelve a llamar: «Soy yo, estamos pasando Lerma, hasta luego». Corta y cierra. ¿Hablaría la primera vez con un contestador? De repente, vuelve a la carga: «Estamos pasando Lerma, ya llegamos». ¿Habrá una cuarta llamada? Me cuesta creerlo, pero… «Estamos pasando Lerma, llegamos en veinte minutos, hasta luego». Nunca dejaremos de atravesar Lerma…
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Publicado el miércoles, 15 de marzo de 2006, a las 17 horas y 30 minutos
[1] Lerma es Macondo. "Nunca dejaremos de atravesar Lerma": ahí tienes el título de la novela que tienes que escribir.
[2] ¿No te gusta más El mar de Aral?
Algo tendré que escribir, y más vale que sea pronto...
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