EL NUEVO DNI. Dicen que es un hito histórico, que estamos en la vanguardia del mundo mundial de la nueva sociedad de la información. Emplean palabras modernísimas para describirlo, que si certificados criptográficos, que si módulos de hardware, que si funcionalidades y usabilidad…
Cuentan que, para poner en marcha el nuevo DNI electrónico, la Policía y el Ministerio del Interior han invertido alrededor de 314 millones de euros. ¿Alguien sabe cuántas pesetas caben en 314 millones de euros? ¿Y en 50 millones? Con 50 millones de eurazos han montado una web, un teléfono gratuito y una campaña publicitaria que van a contribuir, desde ahora hasta el 2008, a que sepamos cómo conseguirlo, cómo funciona y sus infinitas ventajas.
Hablemos de ventajas. Proclaman que el nuevo DNI va a certificar «la identidad del ciudadano no sólo en el mundo físico, sino también ante transacciones telemáticas, permitiendo firmar todo tipo de documentos electrónicos. Usando un dispositivo seguro de creación de firma, la firma electrónica que se efectúe mediante el DNI electrónico tendrá efectos equivalentes a los de una firma manuscrita».
En la web oficial,
www.dnielectronico.es, te puedes descargar una guía básica de funcionamiento, básica pero de 24 páginas, donde aseguran que va a servir para «fomentar la confianza en las transacciones electrónicas» y también, por ejemplo, «para hacer la declaración de la renta, pedir un certificado de empadronamiento, dar de alta en el registro de nacimientos o reclamar el derecho a la pensión».
En fin. Quería contar que está muy bien que una burgalesa haya recibido el primer DNI electrónico expedido en España, pero no puedo evitar percibir que, con tinglados como éste, la ciencia ficción se está haciendo presente: van a saber todo lo que hacemos. Y así acabarán sabiendo todo lo que somos. Si es que les interesa. O cuando les interese.