EN EL METRO. Un sacerdote entra en el vagón con un libro a medio abrir. Cuando ve en el fondo del pasillo a un peruano tocando la guitarra, sale y se mete en el de al lado.
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Publicado el jueves, 11 de mayo de 2006, a las 11 horas y 13 minutos
[1] Atnn. Leandro. ¿El sacerdote no puede soportar ver lo que le hubiera gustado ser?
[2] Atnn. Sr. Bruñulf. Tampoco hay que pensar así, quizá lo hizo porque pensaba que la acústica era mejor en el otro vagón.
[3] Atnn. Leandro. Tampoco hay que pensar así, quizá lo hizo porqu pensaba que la acústica era mejor en el otro vagón.
(corrección del anterior mensaje-destinatario incorrecto)
[4] y si el guitarrista era desafinado?
[5] Ja, ja, ja... Intuyo, Brigado Perón, que tiene síndrome de Estocolmo. Pásese por Chinaflat, hombre: he dejado la puerta entornada. Por cierto, Leandro, trátemelo bien, que es un buen cliente.
[6] Yo diría que fue una cuestión de acústica, en efecto, seguro que le gusta leer en silencio, o sin demasiadas perturbaciones. (Se hará lo que se pueda, Matías, un abrazo).
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