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VEINTISIETE AÑOS: MÁTALA. Mira, Juan, ¿te llamabas Juan?, ¿no?, es que los nombres se me dan fatal. Mira, te voy a hablar con el corazón en la mano, se nota que estás un poco verde. ¿A qué es tu primer guión?
—El primero que termino.
—Eso, el primero. Mira, que un primer guión sea bueno es tan difícil como que el primer polvo que echas te salga de cine. Ya sabes, cuando tienes experiencia las cosas siempre salen mejor... Pero Mátala no está nada mal; no, no está mal.
—Vaya, me alegro.
—¿Para qué te iba a mentir? A mí la historia me convence, me la creo, y encima está original. Mira, Juan, si pulimos un poco este guión...
—Estoy dispuesto a hacer los cambios que haga falta.
—¡Muy bien! Con esta actitud podemos llegar muy lejos. Mira, la verdad es que estoy harto de los que van de autores y se mosquean hasta cuando les quitas una coma; así no se va a ninguna parte.
—Yo no soy de esos. Si hay que hacer correcciones o si necesitas una nueva versión, no pasa nada.
—Bien, bien. Pues vamos a concretar un poco, ¿vale?
—Vale.
—A ver, vamos a ver cómo te explico... sí, igual eres demasiado literario.
—¿...?
—Me explico: cuentas las cosas de puta madre. Yo, según leo el guión, lo voy viendo en imágenes, eso está de puta madre, sabes escribir cine... pero hay cosas que cuentas que no se pueden convertir en imágenes. Bueno, se podrían convertir, pero no se pueden hacer.
—No me aclaro, ponme un ejemplo.
—A ver, tú dices que, ¿cómo se llama el tío?, ¿Hilario?
—No, Isidro.
—Eso, Isidro. Pues tu Isidro va y se carga a una vieja. Todo normal, como en cualquier otra película, un asesinato. ¡Pero luego te tiras cinco páginas describiendo cómo la va rajando y pegando! O sea, cinco minutos de película. Y se supone que la desnuda, y lo cuentas con tanta lentitud como si fuese el despelote de una tía buena. Y cuando por fin la mata, dedicas toda una página a lo del cuchillo. ¿Pero tú te imaginas que “eso” dure un minuto de película? La gente vomitaría, se taparía lo ojos, se saldría del cine... yo, ¡yo no sé qué haría en el cine si veo “eso”!
—¿Y te parece entonces que soy muy literario?
—Pues claro, yo puedo leer ciertas cosas, pero no las puedo ver.
—Perdona, pero sí que las puedes ver.
—No, eso no. ¿Y lo de la niña? ¿Tú crees que puede salir en una película lo que tu Isidro le hace a la niña? Joder, tío, tú eres muy retorcido, ¿eh?
—¿Qué quieres que te diga?
—Nada, nada, tranquilo. Mira, Juan, la idea está de puta madre. Además seguro que las feministas la montan, nos darían una publicidad de alucine. Y seguro que todos los tíos van a verla. Un tío que se pasa toda la película matando mujeres es un reclamo acojonante. Te voy a decir lo que pienso: podría ser un taquillazo, la leche, pero... habría que rebajarla un poquito.
—¿¡Cómo rebajarla?!
—Muy fácil: quitando casquería. Tendrías que limarla un poco, igual en algunos casos, como en lo de la niña o lo de solterona, un poco bastante, y ya está. Eso, tú imagínate que no tenemos suficientes litros de sangre para rodar la película y que tenemos que ahorrarnos unos cuantos garrafones, eso es, je, je.
—O sea, que te parece demasiado fuerte.
—Pues sí, un pelín.
—Ya... Bueno, bueno, ya me esperaba algo así, la verdad.
—Tampoco te desanimes, ¿eh?
—Qué va, qué va. Escucha: si me compras el guión puedes hacer con él lo que te salga de los huevos.
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Publicado el viernes, 18 de mayo de 2007, a las 9 horas y 50 minutos
[1] ¿De qué va esto?
Comentado por
Santiago
| 18/5/2007 13:12
[2] Trata sobre el relativo valor que existe en la creatividad, sobre la depresión creactiva.
Comentado por
Eso | 21/5/2007 17:18
[3] ¿Y por qué no?. Creo que las palabras de Juan era tan geniales que INCITÓ con el título a un posíble distribuidor: Mátala!... Y la masacró.
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