EN TAXI. Castellana arriba. Al girar hacia María de Molina el taxista pega un grito.
—¡Mira al hijoputa!
A nuestra derecha, en un jardincito polvoriento, un conejo intenta esconderse bajo un periódico.
—Ese es de campo. O un híbrido. Alguien le tiene que haber dejado ahí. Mañana es cadáver. Cuando pare un poco el tráfico, cruzará la carretera y adiós. Ay, la golosa. Si la tengo aquí ahora la monta. Es una podenca andaluza de dos años. Es acero. La calle se quedaría estrecha para ella. Se habría tirado a por él y habrían palmado los dos, atropellados. Pobre conejo.
[Versión para imprimir]
[Enviar]
Publicado el jueves, 17 de julio de 2008, a las 20 horas y 24 minutos
[1] alvaro. Ese conejor lleva bastante tiempo ahí, la redacción estaba en el edificio de al lado y lo he visto muchos veces.
Abrazos Leandro
Comentado por
alvaro
| 20/7/2008 13:29
[2] Pues me alegra saber que el taxista se equivocó. Aunque no sé yo si el taxista ese volvió luego con la perra, el hombre no dejó de hablar de ella el resto del viaje. A ver si nos vemos, aquí o allá, Álvaro, un abrazo.
Comentado por
leandro | 21/7/2008 13:51
|