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SÁBADO EN EL SUPERMERCADO. No quedan cestas. Lleno un carrito y lo aparco en las cajas, sin darme cuenta, justo detrás de una madre del cole. Cuando llega su turno, trato de no fijarme en lo que ha adquirido: cuando un cotilla clava la mirada en nosotros solemos detectarlo, ¿no? Nos saludamos mientras guarda la compra y recupero el euro del carro.
Al empezar a meter en las bolsas la comida –nada del otro mundo– alzo la mirada. Un padre del cole, a punto de ser atendido por la cajera, me saluda.
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Publicado el sábado, 18 de abril de 2009, a las 13 horas y 29 minutos
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