|
LIBROS. Tal vez un libro sea el objeto más preciado que conozco, que poseo, que existe. No un libro concreto, ni tampoco cualquiera, pero sí ese jodido libro en general que todos tenemos en la cabeza, esa novela que leímos o que leeremos, esa colección de poemas, esa historia impresa envuelta en unas tapas de cartón que a veces te atrapa, y que entonces te cambia y te hace crecer y te subyuga. Reivindico el libro como objeto mágico, como una puerta que abrimos, como un llegar al fondo de lo desconocido, como una borrachera de puta madre.
Me gusta fundir el alcohol con la lectura, beber cuando leo, porque con la mezcla, el sabor de lo que veo impreso cambia, y soy más yo y el libro es más mío.
Creo que ningún otro objeto de los que me rodean reúne sus condiciones.
Es como aquella gilipollez que preguntan de, qué te llevarías a una isla desierta. Vale, una mujer. Yo me llevaría a una mujer, a muchas mujeres; pero una mujer no es un objeto, al menos algunas, por más que hay muchos objetos que son mejores que muchas personas.
Joder, entonces me llevaría un libro. Me llevaría un trailer de jodidos libros para no sentirme solo, para que fuera una isla poblada de innumerables vidas que podría revivir sólo leyendo. Porque eso es también y sobre todo un buen libro: compañía. Voces. La jodida vida tal cual es plasmada a golpe de tinta, sin dilación, sin dudas: con algún retoque, con algún cambio de última hora, pero la vida en enaguas, prácticamente desnuda, vomitada desde el estómago del autor.
Me los llevaría para que pudiera viajar en esas naves de papel a donde me diera la gana y cuantas veces quisiera, porque los buenos libros son a veces los mejores viajes.
Y devorarlos, un puto orgasmo magistral.
Y a la sombra de una palmera me sentaría a leer o releer un libro, este libro, o este otro, con el mar enfrente, con mi pinta de jodido Robinson Crusoe pasado por el tamiz del Albaicin y Malasaña, echando tragos a una botella de ginebra de coco, si es que existe, y así día tras día saboreando atardeceres.
Hoy Marta me ha regalado “El escritor y sus fantasmas”, de Ernesto Sábato. Dice que lo vio en el catálogo del Círculo de Lectores, que leyó la sinopsis, y pensó que tal vez me ayudaría. Marta siempre está convencida de que podría ayudarme a través de un libro: no sé bien a qué, pero ella se empeña en hacerme la vida más fácil a través de ellos.
- Eres un cielo, Marta –le he dicho, agradecido de veras.
- No sé si soy un cielo, pero te quiero, Eddi Vansi. Eres un hijo de puta, pero me gustas mucho.
- A mí se me ha olvidado regalarte nada... Ya sabes, soy un puto despiste. Lo siento, Marta.
- Déjalo de pie, como tú dices.
Y hemos acabado follando como adolescentes en la cocina, yo de pie y ella medio subida encima del lavaplatos, un invento, por lo demás, imprescindible.
[Versión para imprimir]
[Enviar]
Publicado el domingo, 23 de abril de 2006, a las 23 horas y 19 minutos
[1] Un libro y una rosa. Eddi, te regalaron un libro y una rosa, aunque ésta fuese un tanto especial.
Cita: "Los libros sólo tienen valor cuando conducen a la vida y le son útiles" (Hermann Hesse).
Un saludo ebrio.
[2] good. I must say the way you written this submit is very impressive. It have some honestly interesting contents. I love to read articles and novels. This blog has given me many helpful contents. Always keep sharing extra helpful and informative posts. Thanks for this post. It was simply wonderful and interesting.
[3] SAS Assignment Help. I’m Really Impressed With Your Article, Such Great & Usefull Knowledge You Mentioned Here
|