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LA CAIDA.. .

Y se lanzó al vacío.

Su vida llevaba mucho tiempo yendo a peor. No había nada que pudiera rescatar. Ni amigos, ni trabajo, ni aficiones, nada. Lo había intentado todo, y la espiral seguía siendo descendente, cada vez más veloz, cada vez más oscuro, cada vez más deprimente. Él ponía todo de su parte, pero nada funcionaba. Salvo cuando funcionaba a peor. Cuando pensaba que nada podía superar lo anterior, la realidad le demostraba que se equivocaba. Una y otra vez.

Por eso había subido a esa cornisa. No quería un espectáculo, sólo quería matarse. Abajo, muy abajo, la calle. Su final, su destino, su solución. Algo iba a salir como él quería, había decidido el final. Su final. Dio su último paso.

Y se lanzó al vacío.

El asfalto se acercaba rápido, cada vez más rápido, la felicidad se apoderaba de él, empezó a reir, la primera vez que reía en meses, años quizá, cerró los ojos fuerte, esperando el impacto, las lágrimas de alegría volaban junto a él, y a un palmo de su cara, ya, el final. Su final.

Pero no.

Él caía, pero no llegaba. Se alejaba cada vez más del suelo. No había sucedido un milagro, no había bajado un ángel para salvarle, ninguna voz le decía que era valioso y único. Simplemente el suelo no quería su contacto, no quería que él decidiera su destino. No quería ayudarle.

Y se alejaba de él, rápidamente. Y él seguía cayendo, con sus lágrimas volando a su alrededor.

No las mismas lágrimas de antes, sino otras.

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Publicado el martes, 20 de febrero de 2007, a las 14 horas y 33 minutos


[1] Esa imagen.... termino asociándola a "El gran salto", o al cuadro de Frida Kahlo en la que muestra el suicidio de una mujer desde un rascacielos, en su época americana, a partir de una noticia que leyó en el periódico.
Me gustó lo de las lágrimas, y sus risas... pero vaya mierda que ni siquiera pudiera decidir como acabar. Frustrante como se resiste el suelo a su impacto.
Comentado por Evita Dinamita | 07/4/2007 14:06
[2] Cayendo. Todos caemos. En ocasiones a una velocidad frenética, otras tan lento que ni lo percibes. Pero caemos. El hecho de que actualmente, en este preciso instante, tu suelo se encuentre a tantos kilómetros de distancia fusiona ambas opciones. Haciéndote caer, acelerando tu masa (que cada vez es más por cierto, hay que hacer algo al respecto) con un exponencial desorbitado, sin eludir la sensación de lentitud inusitada que produce el no divisar la meta. Estático al no llegar a ningún lugar en el descenso. Aprendes a vivir a esa velocidad de vértigo, y se convierte en tu ritmo de vida. Hasta que un día, uno de esos planeados desde mucho tiempo atrás, la velocidad disminuye gradualmente haciendo que la mancha a lo lejos se transforme en tierra firme. En un lugar fácilmente reconocible, familiar. Estiras las piernas, como un avión divisando el aeropuerto. Sientes un cosquilleo en la planta de los pies. Te preparas para el impacto, y este se produce con la suavidad y seguridad que sólo la familia y los que te quieren pueden crear.
Un abrazo.
Comentado por jonfius | 16/5/2007 08:50
[3] BangBros. quien iba a decir que esto era verdad
Comentado por BangBros | 08/1/2008 11:01 | http://bangbrosya.com






Ilustración de Toño Benavides
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