Deberían prohibir a editores despiadados que obligaran a escribir a una persona que carece de méritos propios, trayectoria profesional o aventuras destacables, una reseña biográfica, porque puede ocurrir que ésta quede así:

1978, Alicante, nace.

1989, gana el Concurso de Relato Breve Leche Pascual, con su conocido y aplaudido texto "Yo, bacteria".

1992, obtiene su título de Graduado Escolar.

1993, logra la máxima nota de su clase en un control de Matemáticas.

1995, obtiene su título de bachiller.

1996, obtiene su graduado en COU. Aprueba la selectividad y logra entrar en los estudios que deseaba.

Y ya está. A partir de ahí, estudiante vocacional, repetidor profesional, mercenario en trabajos varios, camarero muy ocasional (lo justo como para que el titular satisfaga sus necesidades fisiológicas), cliente de los susodichos excesivamente habitual, juntador de letras aficionado, e insomne a tiempo parcial. Y despistado, olvidadizo, desordenado, no-limpio (cualquier otra palabra queda fea, y no es cuestión de tirar piedras contra mi tejado tan pronto), vago y perezoso. Y bajito y moreno.

Y por cosas como esta deberían prohibir a editores despiadados que obligaran a escribir sus biografías a personas de este tipo, en especial si se trata de mí mismo. Una vez dicho todo esto, añadir dos cosas.

La primera, señoría, es que en vista de las pruebas, no puedo hacer nada más que declarar la incompetencia manifiesta de los editores de Bestiario. La segunda, es que a partir de este momento sólo puedo mejorar.

Al menos eso espero.

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