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INFANCIA.. Mi calle, la cuesta abajo, los raíles del tranvía entre el adoquín, la estación de tren a dos manzanas, el final del mundo conocido. Los autobuses que, cuando pasaban, interrumpían un juego, normalmente el fútbol, pero daban pie a otro, lanzar la pelota sobre el autobús para que el compañero la cogiera al otro lado. Las pelotas que se fueron sobre el techo del autobús. Mis gatos, mi perro Sento, mi perro Ulises, que me arrastró de la correa unos buenos metros sobre tierra. Alguien que me robó mi cadena de oro donde ponía que soy alérgico a la penicilina a hostias. Los yonkis cruzando el parque mientras se preparaban el pico. Mi vecino con muletas y una sola pierna, y el túnel que improvisaba bajo la ex-pierna. Libros y cómics en otras casas ocultos y prohibidos, en la mía dispuestos a ser leídos, pese a que no entendía casi nada de lo que leía. Las partidas interminables de Risk (el que perdía no volvía en semanas), alguien que tocaba un saxo, alguien que tocaba la guitarra, alguien que dibujaba historietas. Alfonso y sus remedios contra la gripe, Alfonso y sus juegos inventados, Alfonso y las castañas. La casa cada vez más grande, el patio cada vez más pequeño, la obra eterna. La cortina de macramé. Las inundaciones. Mi amigo David, su hermano Santiago, mis primos Ernesto y Eric. Los juguetes hechos por nosotros con madera, las pistas de canicas con tuberías, correr por los tejados, la vuelta a la manzana de chapas (siempre coincidiendo con la vuelta a España). Tomás y Caturla. El quiosco de Urios. Doña Benita, Carmen, y don Salvador. Micho uno y Micho dos. El ajedrez, la biblioteca y las mascotas de clase, hacer las montañas del belén del colegio con papel de periódico y la mezcla de cola blanca y agua.
Mi madre, su sonrisa, su risa. Mi padre, su barba, larga, sus chanclas. Su risa también.
Lejos, cerca.
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Publicado el lunes, 26 de noviembre de 2007, a las 4 horas y 29 minutos
[1] Entonces tu allí, yo aquí. Somos infinitos en recuerdos, finitos para recordarlos. Nostálgicos cuando nos alejamos, huraños cuando estamos. Entusiastas cuando queremos, indiferentes cuando tenemos. Pero esto es lo que nos hace grandes, emocionantes, y en ocasiones incomprendidos. La distancia realza lo mejor de nosotros, nos hace mejores personas, pero que quieres que te diga…Prefiero tenerte cerca.
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jonfius | 28/11/2007 18:17
[2] Matiz. Ojo no lo interpretes como que te considero huraño, indiferente, etc. Sólo buscaba una bonita forma de realzar la última frase.
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jonfius | 28/11/2007 18:18
[3] Me encanta como escribes
[4] Gracias. Muchas gracias, Gabriel.
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fotocopiado | 06/12/2007 23:21
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