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CRÓNICAS DE NY (I). Un viaje a Madrid, un par de días allí, una dislocación en el hombro por el peso de las maletas, un tercer grado en el aeropuerto, un despegue, un océano, ocho horas de vuelo, un aterrizaje entre la niebla y con bandazos del viento (con aplausos del respetable cuando se consumó incluidos), una gran cola, la tarjeta verde, la cinta de las maletas, y ya estábamos en Nueva York. Lo de siempre, y lo de nunca. Mi primera vez en todo lo anterior, y en lo que quedaba.
Llovía, teníamos niebla, estábamos cansados. Muchos coches, muy grandes, un túnel muy largo, las calles que tantas veces vimos en películas, y el hotel. Un chico que compartía el traje de botones con sus compañeros, al que se le intuía apenas dentro del uniforme que parecía se movía solo, un recepcionista, un ascensor y la habitación. En la ventana, a mano izquierda, Mr. Empire State (luego sería el amigo Empire), y debajo Mrs. Broadway. A la derecha, un poco más lejos, Times Square. Empezábamos la canción.
Start spreading the news, I’m leaving today
I want to be a part of it - new york, new york
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Publicado el jueves, 16 de febrero de 2006, a las 12 horas y 17 minutos
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