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IGUAL, DIFERENTE. El sueño siempre era diferente. En la ventanilla de alguna administración, tras días de espera, escuchando cómo le dicen que le falta algún trámite. En un cruce de caminos idénticos, sin ninguna pista que le ayude. En una cornisa de un edificio sin ventanas mirando al vacío. En un pasillo interminable, sin principio ni fin.
El sueño siempre era igual. Agobio, estrés, ansiedad, incredulidad. Y nunca sabía cómo había llegado hasta esa situación. Y nunca sabía porqué. Y siempre sentía que no podía hacer nada, que el desenlace en su contra era inevitable. Y los momentos previos al desenlace se dilataban hasta la eternidad. Y en el centro siempre estaba G.
Por suerte siempre era un sueño, y siempre podía despertar. Hasta hoy.
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Publicado el sábado, 10 de junio de 2006, a las 11 horas y 17 minutos
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