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ESO ES DISCRIMINACIÓN.. La cosa sucedió así: Abrí el buzón y allí estaba la notificación. Había ganado un cine en casa – Home cinema – que así parece todavía mejor. Pero, y ahí estaba el pelo de la sopa de letras: no había estado en casa, y los del envió con todos los portes pagados se lo habían llevado. - ¡Imposible! Estaba confinada entre papeles y latas -
Para contactar con ellos un teléfono, un 902. Ya más que un cabello... ¡hay mucho vello!
Dicen que la curiosidad mato al gato, pero lo que no dicen es que murió enterado. Pues ese fue mi caso.
Agarré el móvil – buscando un muerto que ya olía de lejos – y marqué. Al otro lado, una voz femenina y autóctona, me respondió que si yo era la titular del envío.
Según fue hablando y yo contestando, me di cuenta de dos cosas, una: que era autóctona, pero de Ecuador o de un país de droga y color, como Colombia. Y la segunda que cuando la respondí que estaba soltera, la quemó tanto la contestación que tardó decimas de segundo en decirme: Es que hay que llevar acompañante.
- Sin problema.
- Ya. Pero tiene que ser su marido.
- Para el sábado voy a andar muy justita.
- Si sobran plazas sueltas, la llamo.
Y me colgó. Del teléfono. Porque del árbol no la dio tiempo.
Después del zapateo. En el suelo, porque en mi mente, la quedó el culo… ¿Es posible que salgan en las nalgas chichones y protuberancias a distancia?
No me lo creí ni un momento, pero me molestó que sin conocerme tomara la decisión de que YO SOLA, no puedo comprar una casa, un barco o vajilla de mil platos o un castillo a plazos.
O ¿acaso necesitan a un varón para encandilarle y que así convenza a la que ellos suponen es la enemiga directa?
Dicen que Al enemigo ni agua. Y yo desde luego, después de haber llenado de cerdas mi sopa y mi cerebro. Espero, que no sólo no vendan nada, sino que las demanden por falsificar sueños. Adulterar la verdad. Y sobre todo, por embaucar en plural.
Publicado el lunes, 9 de abril de 2007, a las 16 horas y 12 minutos
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