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MOMIAS. En la antiguedad los egipcios le daban al vendaje tanto como hoy le dan a la pelotita y lo nombran deporte nacional.
En la actualidad, no hace falta cubrirse de telas para ser una momia nada original.
Esta mañana me he cruzado con una, y no ha sido un cruce mágico - si me permitís que parafrasee a la diosa del sujetador de la moda - ha sido tan escalofriante como si me hubiera encontrado con un vendado Tutacamon diseñado por la Agata... de la Prada... lleno de corazones y rombos a cruadros de plata.
La susodicha, no es que estuviera tostada o quemada. Es que estaba carbonizada. Con una piel que ya la quisieran para sí muchos agricultores en época de sembrada.
¡Unos surcos entre pellejo y pellejo...! Una zona devastada... Pobre... y pensará que va guapa con toda la piel con quemaduras más propias de los campos de esterminio, o de una barbacoa que de una piel sana.
No estoy en contra del moreno. Ni de los rayos de sol sobre la piel. Ni siquiera a favor de las sombrillas, las viseras o de los toldos. Pero por favor, que alguien la diga antes de que la regalen la nacionalidad africana por su persistente fijación, que los extremos no son buenos y que para hacer una parrillada no siempre hace falta carbón.
Publicado el miércoles, 16 de mayo de 2007, a las 0 horas y 33 minutos
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