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BUENAS NOTICIAS. Cuando te enseñan a leer, no te dicen lo acojonante que puede llegar a ser.
En un instante, a mí, friolera declarada, con carné de pingüino y amante ( ¡por fin lo soy!) de los calcetines y del edredón, pude llenarme de felicidad con sólo pasar página y colocar para entender la M con la A: MA y el resto de las palabras.
Es un chollo saber leer.
Yo andaba preocupada. ¿Qué será de mí en el mañana? Reconozco que pensaba en el más allá. En la vida después de hacer crucigramas y recoger la cachava. Pero hoy, ante mi zumo de naranja, he abierto un suplemento dominical, como siempre de atrás a delante, por continuar una de mis máximas: ¡Hay que llevar la contraria! Y así, sin más, ahí tenía todas las palabras: La temperatura del infierno es de 444 º C. ¡Acojonante! Simplemente genial. Hay un lugar donde no voy a volver a pasar frío jamás.
Jamás de los jamases. Nunca de los nuncamases. De ningún modo en absoluto en la vida. Calefacción central general pagada para el resto de mis días. ¡Bien, coño, bien!
Publicado el jueves, 24 de noviembre de 2005, a las 0 horas y 30 minutos
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