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A CASCOPORRO. Me contagiaron esta expresión chanante en la tele, quizá, o tal vez en la barra de un bar, puede que la semana pasada. Desde entonces vivo, como y curro a cascoporro. ¿Será grave?
Publicado el martes, 4 de diciembre de 2007, a las 19 horas y 08 minutos
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EN BLANCO Y NEGRO II. Algunas veces no puedes acaparar los dos, ni fundirte con los grises, las mezclas, las fusiones, los maridajes, esas moderneces. Algunas veces toca elegir. Blanco. O negro. Yo, por ejemplo —aunque quizá de vez en cuando a regañadientes—, me montaría en La Insolidaria. ¿Y tú?
( En blanco y negro I era un relato)
Publicado el jueves, 13 de diciembre de 2007, a las 16 horas y 29 minutos
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MORCILLA LIGHT (I). La inspiración, o digamos mejor el advenimiento, le pilló un sábado por la tarde en Hipercor. «Hay que joderse, hasta esta mierda es light», dicen que masculló después de meter en el carro un bote de amoniaco supuestamente light, además de biodegrabable, perfumado y tensoactivo. Nuestro aplicado y eficaz héroe, en todo momento pendiente de la lista de la compra, abandonó el pasillo de limpieza, se adentró por el camino central y, sin intuirlo pero con paso firme, se dirigió hacia el Monte Sinaí de esta historia (o el Gólgota, ya veremos). Antes hizo una escala en lácteos y yogures para comprar bios desnatados y postres sin azúcar. También recaló en hogar para hacerse con un cargamento de pañales, talco, crema hipoalérgica y toallitas culeras enriquecidas con vitamina E. Luego, según cuentan las cotorras y los cronistas más reputados de la ciudad, por fin cogió número en la charcutería, aunque hay quien dice que antes compró cogollos y espárragos trigueros. Y allí el azar, la fortuna —o el destino, quién sabe— provocó una insólita y milagrosa conexión entre neuronas: Martín Manrique tuvo una idea. Pensó: ¿y por qué cojones nadie vende morcillas light?
Martín Manrique, empresario, burgalés de pro, hijo, nieto y bisnieto de burgaleses, marido de burgalesa, zapatos castellanos desde párvulos, flequillo con raya a la derecha a pesar de las impetuosas entradas, jesuita hasta el COU, lustro universitario en Deusto, treinta y tres años, dos niñas y otra meona en camino, socio del Tenis, como toda su familia, qué remedio, y de la Dépor, donde juega al paddle.
Publicado el viernes, 14 de diciembre de 2007, a las 16 horas y 12 minutos
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REOJO. Aterrado, una noche —al salir de un cine, al cerrar un libro, delante del televisor, frente a un espejo, qué más da cómo, incluso cuándo— comprendiste que vivías otras vidas sin vivir la tuya. Disimulaste.
Publicado el miércoles, 19 de diciembre de 2007, a las 1 horas y 28 minutos
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FINIQUITANDO. No sé, en este mundo (y quizá en otros, quién sabe) parece necesario darse a conocer… Ahora que, por fortuna, abundan editoriales y herramientas interneteras que permiten publicar cualquier cosa, ¿cuesta más ir de Bartleby por la vida, o precisamente resulta más tentador?
Publicado el viernes, 28 de diciembre de 2007, a las 20 horas y 55 minutos
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