LECHUGA NO HAY MÁS QUE UNA. Salí de Galicia con un pronóstico de empacho reservado y, recién llegado a Madrid, sucumbo ante el poder verde. A pesar de no entender las ensaladas, ayer me compré la primera lechuga de mi vida. Remembering Manzanita, gran maltratador de la poesía española de preguerra, fusil mediante.
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Publicado el miércoles, 17 de agosto de 2005, a las 13 horas y 36 minutos
[1] Verde y oro. La manzanita ecológica que me compré el otro día me costó 68 céntimos de euro.
Estoy pensando en hacerme vegetariana: el otro día me estuvieron hablando largamente sobre la encefalopatía no sé qué más espongiforme, transmitida por la alimentación de piensos de restos de oveja enfermas a las pobres vacas ex hervíboras y....se me quitaron las ganas de volver a comerme un filete de ternera y de todo lo demás.
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BV | 17/8/2005 14:18
[2] Reaparecida Beatriz Viterbo. Apúntese a mi dieta inodora e "insabora": hoy me toca merlusita cosida, hojitas verdes y rodajitas encarnadas, yogur natural sin azúcar (que es más caro, por cierto, que el azucarado, algo que no alcanzo a comprender) y, si mi hueco estómago me lo permite, dos mandarinas, no por ello chinas.
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Matías Bruñulf | 17/8/2005 14:22
[3] El reaparecido eres tú.
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BV | 17/8/2005 14:30
[4] Las Barriguitas no son sólo para las niñas. Durante este mes de retiro madrileño, era inevitable una escapada al bonsai atlántico, donde a poco más perezco, víctima de una ingesta masiva de mamíferos más o menos cochinos y peces menos o más teleósteos, por no hablar de caldos blanquitos y sureños, rivales del Licorka, O Rei.
En fin, que después de pagar tres meses y pasarme apenas un par de veces por mi gimnasio de Old Street, me someto en Madrid a una cura de desintoxicación, llámese dieta compensada. Parece una coña, pero no lo es.
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Matías Bruñulf | 17/8/2005 14:45
[5] El verde rebelde vuelve. Aunque sean verdes distintos.
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ninguna | 17/8/2005 16:49
[6] Lo de salir empachada de Galicia ya lo conozco...sobre todo cuando la abuela se empeña en que comamos 32 horas al día como si trabajaramos en el campo...Parece además que es imposible ir a visitar a alguien sin que te endose un montón de comida.
Al poder verde si que he sucumbido yo que visto el poco sabor de la verdura aquí nos hemos pasado a comprarla orgánica en una pequeña tienda donde al menos huelen!
Besos
[7] Comer, comer, para crecer... Qué decirle, Chocoadicta: a pesar de estar estos días en España (bueno, en Madrid, porque lo que le voy a comentar no sucede precisamente en Galicia, a no ser que uno tire de carrito de supermercado), coincido con usted, ya que los tomates y la lechuga que acabo de comer (dos días seguidos engullendo ensalada: récord) son insípidos, por no hablarle del par de mandarinas (ya ve, la dieta permite estos lujosos duetos), duras, secas y sin sabor u olor aparente.
Por lo que respecta a Galicia, sabias palabras. Hartura contemporánea heredada de una cultura de posguerra. He aquí los caballeros y damas de la mesa, redonda o propensa a las rectas, depende.
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Matías Bruñulf | 17/8/2005 17:44
[8] Comeeeer. Ultimamente,bueno en el último año y medio,se me ha dado por coger peso.Esta tierra que es Galicia ayuda.El otro día, andaba yo en ruta de trabajo y habiendo llegado a un pueblo de esos pérdidos de Dios,pregunté: ¿mire,poderíame dicir onde comer algo rápido e ben? Tras aguantar la típica respuesta (nada anormal) en la que me describió planografía e historia de cada casa del pueblo, acabé dando con mis huesos en una vieja casa.Casa era, ya que no era restaurante sino una abuelita simpática que daba comida por un módico precio a aquellos que nos perdíamos por los montes.Cocido gallego la especialidad a la cual recurrí.Pero como había llegado temprano dicho plato aún estaba a cocer por lo cual la amable señora abrió de puerta, salió a su huerta, sesgó una lechuga, recogió unos huevos y al poco rato tenía ante mi un plato o una fuente,no se, con una pirámide de patatas con huevos,chorizo y lechuga que milagrosamente no se desparraba por fuera del plato,excepto los huevos uno de los cuales resbalaba peligrosamente por la pendiente de patata.La dulce anciana,arrimó su dedo y le dijo cariñosamente: ´pasa parrriba langrán´
Me comí el faraónico entrante y luego me comí el cocido apremiado por la abuelita.Filloas de postre y café con caña.
Pagué mis ¡OCHO EUROS! y salí,no corriendo ya que mi estómago no lo permitía, de aquella locura,campo de tortura natural.
Espero volver pronto.
Un saludo y perdón por la extensión.
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Rom | 18/8/2005 13:27
[9] Reaparecidísimo Rom... Gracias por el comentario y olvídese de la extensión: bienvenidas sean sus sabrosas hordas de palabras. Ya dejará por escrito cuando lo estime oportuno el nombre de la señora, el de la casa de comidas y la dirección, si la tuviese.
Me parece a mí que eso del tajo y el mantel sólo ocurre, y cada vez menos, en muy pocos sitios.
Abrazos rasgados.
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Matías Bruñulf | 18/8/2005 14:16
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