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SOY POBRE, PERO ME GUSTA COMER BIEN.... Esto fue lo que le dijo el bueno del señor Celestino a la poli después de detenerlo en un supermercado de Campinas (SP) con dos kilos de bacalao escondidos en sus calzoncillos.
A ver, a ver: dos kilos, bacalao, calzoncillos... ¿Nos olvidamos de algo? Habrá que preguntárselo a la vecina –y a los vecinitos– del tan preciado y noble teleósteo, que era, por cierto, de procedencia portuguesa.
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Publicado el viernes, 16 de diciembre de 2005, a las 23 horas y 56 minutos
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