|
QUIÉN ES QUIÉN, DE MB JUEGOS. La vida en Chinaflat es cordial, pero bajo una aparente educación hay algo que se esconde: la alfombra y el polvo. Aquí, todos somos (pero unos, más chinos que otros). A saber:
Chinalord & Chinalady
O sea, mis caseros. Podrían pasar por doctorandos, aunque en realidad son más talluditos de lo que parecen. Bien es cierto que todos tenemos un primo que roza los cincuenta y al que le falta entregar la tesis. Claro.
Pekineses, él ya va por su segundo máster y ella trabaja como una china en un negocio de sándwiches veloces. Chinalord lleva, como cualquier japonés (o baturro) de picnic en la Fontana di Trevi, gorra de béisbol con logo yanqui. Chinalady, los pantalones.
Te puede decir las cosas muuuuy educadamente a la vez que te congela el bazo con la mirada. Son buena gente pero, como diría Neoman, buena gente es quien no pega a un padre.
Cocinan... de puta madre.
La Canija y El Largo
Son lo peor. Estudiantes de un master de empaque en la London School of Economics, se supone que, para ser admitidos allí, sus conocimientos de inglés deberían ser sobresalientes, pero es algo que no consta en acta.
La Canija (muy canija) y El Largo (muy largo o, como dirían en la Tacita, mu canijo: una pajilla, vamos), además de ser lo peor, no hablan. Cuando lo hacen, sujetan una mandarina en una mano y un cuchillo en la otra. Son jóvenes pero infantiles. Caprichosos y consentidos. Chinalady sabe por qué...
La chunga pareja se pasea a todas horas por los pasillitos de Chinaflat en pijama, pasito a pasito, sobre todo ella, que camina, siempre siempre, detrás de él. No importa el momento, si es día o noche, verano o invierno: La Canija y El Largo van al servicio juntos.
Tampoco pasa nada, ¿no?
¡Los cojones! El servicio no es el cuarto de baño. En éste se sitúa la bañera, el lavabo y un toallero donde reposan trapos y toallitas humedecidas. ¿Con qué? Mejor no darle vueltas: un asquete. El servicio, en cambio, mide poco más de un metro y medio cuadrado. ¿Imposible? Pregúntenselo a La Canija y El Largo, que van juntos. Y eso que él supera los dos metros de altura, y no es coña.
Allez la China, patria de contorsionistas.
Y ésta, queridos, se ha convertido, desde que pisé Chinaflat, en Mi investigación más preciada.
La china saltarina
También conocida, en petit comité, como The Jumping Chinese, es el bípedo más interesante de este apartamento achinado. Es simpática, culta y tiene un conocimiento de Occidente que me deja con los ojos rasgados. Porque aquí, en Chinaflat, ni Mao sabe quién es Elvis, Dylan y, si me descuido, Jesucristo. Ella, en cambio, nació en una cuna de artistas y se crió entre bambalinas. Su padre, más cerca de los sesenta que de los cincuenta, todavía sigue bailando. Y no, precisamente, sevillanas.
La china saltarina se ha dejado ver en los últimos días con un mozuelo asiático, intuyo que de su país, porque cuando hablan a mí todo me suena a chino.
Es, a juzgar por nuestras conversaciones nocturnas, soltera. No es fea, más bien lo contrario, aunque los cánones de belleza orientales son inescrutables. Pero claro, a mí no sé que me da cuando, a medio metro de distancia, sentados en la mesa de la cocina, se arranca por soleares.
O sea, articula eructos sin ningún tipo de pudor y hasta con arte. Socialistas sí, pero eructos al cabo.
Y tanta confianza, a mí...
[Versión para imprimir]
[Enviar]
Publicado el jueves, 20 de enero de 2005, a las 10 horas y 57 minutos
[1] Allez allez. Buenísimo. Hoy se ha levantado inspirado, eh, bruñulf?
Comentado por
Pinto casas a domicilio | 20/1/2005 11:10
[2] gracias por ponerle un punto de humor a mis mañanas
[3] Don Matías, está bien que nos presente a los habitantes del Chinaflat. En los últimos días, un servidor, que no pasaba del aprobado en la EGB, estaba algo perdido. Comienzo a resituarme...
Comentado por
Fendetestas | 20/1/2005 11:46
[4] Ya están aquí... Buon giorno:
La presentación de las personas, que son unos personajes, está claro, de Chinaflat era justo y necesario, pero el tiempo se me escapa entre los dedos y, a veces, las teclas no dan para más.
En Chinaflat, somos cinco, y aquí arriba estamos todos. Pero el Mondo Mandarino no sé limita a estos sesenta metros cuadrados. Hablaremos, piano piano, de Li (no confundir con Lin, mi ecobarbie favorita: sería un laico sacrilegio), de la señora Chong (que fue una revelación, el antes de Chinaflat, el principio de Mi vida como un chino) y de tantos otros.
Ellos habitan en Londres pero Chinaflat no vive en ellos: formarán parte, por méritos impropios, en el Pequeño Larousse Achinado (consúltenlo, en la barra de la derecha, haciendo click en Litelarús Achinado, la guía de supervivencia para saber quién es quién y por qué).
Y hay más chinos, todavía más, pero prefiero dejármelos por ahora en el tintero, haciendo manitas con la tinta china.
Tengan cuidado: ya están aquí. En Old Street, en Lavapiés, en Oak Village, en el antiguo bar de viejos de la esquina, en los bajos del edificio donde vive tu tía abuela...
De ésta no se libra ni Mao.
Comentado por
Matías Bruñulf | 20/1/2005 11:57
[5] Presentación en sociedad. También quiero presentar a mis compañeros de piso en sociedad. Holger: quien fuma marihuana encerrado en el váter nazi de la casa (nazi porque es marrón, color del uniforme nazi y porque hay un cartel que así lo indica colgado en la puerta). Carsten: tipo de 33 años con un tigre enorme tatuado en el antebrazo y que recibe revistas de skate board y motocross. Andrea: novia de Holger, que acaba de recibir un premio del Festival de Cine de Nueva York por su trabajo de cámara en un documental para Arte.
Anoche vimos, felices, el remake de "Dawn of the Deads", me pareció una especie de "La Peste" de Camus, pero en versión zombie. No estuvo nada mal...
Comentado por
Beatriz Viterbo | 20/1/2005 13:45
[6] Solicitud de hermanamiento. Cara Beatriz´:
Matías Bruñulf le envía la presente para solicitarle el hermanamiento entre Berlín y Londres, entre Chinaflat y (espacio reservado para el nombre de su piso, pues sé menos alemán que chino y a saber...), entre sus brothers y mis sisters.
Piense en darle forma a su rica existencia (me gusta lo que -y como lo- cuenta) y, en un momento dado, en compartir flatmates. Mientras, esta casa es suya.
La película es muy buena. Parece mentira que no envejezca (es un decir) después de tantos años, pero, si le digo la verdad, la parte final añadida es una cagada. Bueno, no sé yo si usted habla del clásico revisitado hace cuatro o cinco años o se refiere a alguna americanada más reciente.
Dígame para no meter el arroz con gambas.
Comentado por
Matías Bruñulf | 20/1/2005 14:23
[7] Pasteleo (II). Como siga así la cosa, ya veo a Bruñulf mudándose a Berlín. El Chinaflat virtual se está volviendo una casa de citas. El rollo intelectualoide de la Viterbo le mola a Matías. ¿Quién dijo que internet no era romántico?
Comentado por
Dante tenía sífilis | 20/1/2005 15:57
[8] El rollito guay. Si cocinan de puta madre, de qué se queja, amigo? Eche mano del rollito primavera y que le quiten lo bailao. Y si no le apetece el rollito, por ahí hay cierta moza que parece haberle echado el ojo. O al menos eso dicen las malas lenguas.
Sea feliz, Matías.
Comentado por
Flan chino mandarín | 20/1/2005 22:12
[9] Ingresó en urgencias a la hora... Me parto el culo.
Soy dos.
Por favor, Dante tenía sífilis, no me provoque un esguince de mandíbula.
Del esguince de frenillo estamos vacunados. Chinaflat es muy muy casta. Bueno, no tanto. La china saltarina es una adúltera. Esto, según Chinalady. Yo... bueno, yo comulgo.
Una estrella amarilla. Cada domingo. Cuando ellos se van al Sunday's Market, como le llaman ellos al mercado de las flores. Nunca he ido. Sí, está al lado de casa, pero no. Me paso, cuando me levanto, raro, a ver las bicis robadas donde termina Brick Lane, norte. Me gusta: los cachorros de la working class (inglesa, o británica) roban bicis robadas.
Buceador buceado.
Hablaré. Y de los coches pakis de tapadillo (tipo Opel Corsa con morro trasero, hecho polvo, morro y carro) que venden, reparan, desbloquean móviles robados. Buenísimo.
Después, al 1.001 y compañía.
Bueno, que me he partido con usted. Siga así. Su simpatía me amputa los sarpullidos de melancolía que a veces me asisten. Mayormente de día. Aunque el sueño es vida.
(Calderón, para que no me pase como a La Luchi).
Le releo, que no me acuerdo.
Ya.
Sé equivoca: a mí no me mola el rollo intelectualoide de la Viterbo.
A mí me mola la Viterbo.
No levite: también usted me cae bien.
Cuando se vaya, no cierre la puerta.
Aquí tiene un 24 horas a su servicio.
Un abrazo precozmente nocturno.
Comentado por
Matías Bruñulf | 20/1/2005 22:45
[10] Es primavera en Londres. No hacen rollitos.
Los chinos son muy listos. Nos dan comida occidental. Occidentalizada. Y generalmente mala.
La señora Chong se porta. Relación calidad/precio, es la dumpingista pública número uno.
Dos euros la bandejita (no reciclable). Arroz o tallarines con...
El con es con pollo, de mil maneras. Me gusta rebozado y frito, pero me regatean la pieza. No más de cuatro. Cuando se despistan, cinco.
El resto no es bazofia pero tampoco mano de Mao.
En una ocasión, con unos de Buño, villa oleira*, le sacamos la ración por una libra.
Tiempos aquellos en los que veinte duros y cien pesetas eran una libra.
Los de Buño son la hostia. A uno de ellos, ¿Miguel?, creo que le han llegado noticias del Chinaflat enredado. No sé.
Decía: cocinan de puta madre, sí, Chinalord y Chinalady. La china saltarina es un poco dejada. Creo. Es, a decir verdad, poco china.
Pero La Canija y El Largo son unos sinvergüenzas.
Urge post.
Referente a sus potas.
O sea, ollas.
Lo que cultivan dentro no tiene nombre.
Soy abierto, créame, pero esto supera mi capacidad de envoltura. Mi celofán mental no aprehende sus sentidos.
Del gusto.
Y, para rematar, a lo que vamos. Oiga, es medio, que no mensaje.
No al mal de ojo.
Retorno de todas las lenguas a sus lugares de origen.
Otra mirada es posible.
No a la dispersión de las lenguas.
En definitiva, ¿qué me quiere decir?
Un abrazo de primavera.
Comentado por
Matías Bruñulf | 20/1/2005 22:56
[11] *. De Buño hablo otro día.
Amigo Leh Shi, a sus pies.
A la comunidad oleira en Londres, también.
El * iba por oleira, es decir, alfarera.
Comentado por
Matías Bruñulf | 20/1/2005 23:04
[12] Aclarando. Mire, Matías, sinceramente: Yo no tengo nada contra la Viterbo (que, no sé por qué, al llamarla así me recuerda a la Cantudo, que, por cierto, en sus años mozos tenía un noséqué). A lo que iba. Que ustedes mismos ya son mayorcitos, vaya. Pero recuerde Bruñulf que tiene más admiradoras que, no sólo leen a Camús sino que tienen también don de lenguas y last but not least conviven con fauna más rara que la Viterbo, lo que es un mérito que hay que reconocer.
Así que no dé un paso en falso, buen hombre, y piénseselo bien mucho a la hora de mudarse a Berlinflat, que entre el porreta y el skater dudo mucho que haya sitio para usted.
Quédese en Chinaflat y siga deleitándonos.
Comentado por
Nietzsche también tenía sífilis | 20/1/2005 23:45
[13] Mooorning... Good ídem, Nietzsche:
Me he levantado con un resacón del trece.
Cuando uno tiene resacas, lindas, exagera cuando la mattonata, el ladrillazo, es de adobe, ligerillo tirando a puto.
Hoy, la verdad, me pasa eso. Utilizo el número impar pero podría ser, de uno a veinte, del ocho. Eso significa que, con veinte, uno ni va a trabajar (el cole, como sabrá, se evita diciendo que, entre el catre y el servicio, se me ha metido un palillo en el ojo, de ver) y que, con doce, uno comienza a, como decirlo, perder el equilibrio: ve, de vez en cuando, chiribitas y no se lleva bien ni con los espacios ni con las luces.
¿Por qué hablo de esta resaca? Quizás porque es amateur y, por eso mismo, me permite comentar algo de ella. A Mao gracias.
Todo esto, en fin, para decirle que ayer me pilló en plena faena y hoy me levanto -los glóbulos rojos retozando con las maltas- con una legaña en una mano y una protocarcajada en la otra.
Gracias.
Comentado por
Matías Bruñulf | 21/1/2005 10:12
[14] jajaja me alegro de haber encontrado este blog creo que me voy a reir mucho con él
[15] quien es quien. yo soy natalia
Comentado por
natalia
| 16/9/2009 18:47
[16] QUIEN ES QUIEN. HOLA SOY NATALIA
|