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CARTA PRIMERA Y RESACOSA. Autumn, IV Months B.C.
Hoy me desperté a las dos de la tarde, me tome dos alka-seltzer y me volví a meter en la cama. Dos horas después, consideré que mi estado era suficientemente cristiano como para poder soportar la cruz de mi resaca.
Pienso, como siempre, en Chape y en su poder antigrasa (con tu inteligencia y mis resacas podríamos llegar muy lejos).
No me arrepiento de no haber ido a clase (de inglés, tres horas todas las mañanas, ni rastro de progresión). Salgo a la calle sin meterle nada al cuerpo.
La resaca de hoy se debe a la cantidad de copas de vino que engullí ayer después de una conferencia de Manuel Rivas (...). No me emborraché, pero debí ingerir una cantidad nada despreciable de tinto (...).
Me fui a uno de mis refugios favoritos, The Lock Tavern, a tomarme un capuccino (sic), a leer The Guardian y a tomar el sol.
La tarde era plomiza, los rayos brillaban por sus ausencias, hoy no habían comprado los periódicos y mi estomago me sugirió una cola, que no tenía gas y sabía poco a coca.
Nunca entenderé porque la cocacola es “buena” para el estomago y para quitar el óxido. Si me como una cuchara oxidada y bebo cocacola, ¿puedo restaurar la cuchara sin joder mi estomago? Increíble (sea cual sea la respuesta).
Nada, que para hacer tiempo (...), me pase por el mercado de Camden y me dejé caer por el puesto de comida china que me hace un precio: dos libras por la experiencia.
"Esta vez, la señora Chong se me acerco al oído, al tiempo que me servía un cerdo mas agrio que dulce, y me dijo, susurrando:
- Ya no nos quedan abuelos.
- Entonces, ¿qué pasara manaña? –le respondí yo, preocupado.
- Empezalemos pol los tíos políticos, que son mas dulos de loel.
- Me lo imagino –asentí–. Con lo tiernos que estaban los abueletes.
- Ya, pelo no nos queda ni un viejo en toda la paloquia.
A todo esto, son animistas.
Encima del arroz depositó los restos del viejo Sr. Chong, que se iba definitivamente, al tiempo que me confeso:
- Algo tendlemos que hacel, polque si no en Hong Kong nos coltan los cojone.
Recordé en ese momento que, con las perras que les había dado en un mes y medio de activa gerontofagia, los Chong se habían comprado un dúplex sobre plano en el Lejano Oriente. Y, viva Dios, pensaban pagarlo letla a letla, aunque la familia se le fuese en ello.
Al primer mordisco, me acorde de Won, carne de relato.
Antes de terminar, me llamó mi madre. Hablamos fluidamente y, cuando se cortó, decidí tirar los restos del Sr. Chong a la papelera.
Entonces me acordé de los chilenos y uruguayos cuyo avión se estrelló en los Andes en el 72, y pensé:
- La gente comiéndose entle ella y yo despleciando al tielno Senhol Chong".
Matías Bruñulf desde el Cyberchino, Camden Town. Resaca de letras y blogxploitation.
* Advertencia (por si esto lo leyese algún crío): El texto entrecomillado es ficticio.
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Publicado el viernes, 21 de enero de 2005, a las 16 horas y 23 minutos
[1] fai un sol de carallo. Pues te diré que tu amigo Manolo Rivas estaba paseandose hoy con su hija, supongo, (bebé de color rosa en sillita) por el paseo maritimo herculino... y sin rastro de resaca, es que por aquí también hace muy buen tiempo. Bicos de las meigas.
Comentado por
meigasfora | 21/1/2005 17:51
[2] La Corogne. Manolo siempre fue muy sanote.
Como Mao manda.
Comentado por
Matías Bruñulf | 21/1/2005 17:53
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