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CARLINHOS:. usted me supera por la derecha y por la izquierda. Dudo que incomodase a sus vecinas usuarias de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid, pero pongo el churrasco en sus manos y, si usted dice que el chorizo criollo está a punto, servidor se fía, aunque por mí no deje que la carne noble pierda su rojez. Tanta ternura me trae ahora a la cabeza a Elodie Bouchez, habitando un veraniego vestido sobre una pradera del profundo sur estadounidense: échele un vistazo a Too Much Flesh (Demasiada Carne), de Pascal Arnold y Jean Marc Barr (sí, el protagonista de El Gran Azul o Europa, y actor fetiche de Lars Von Trier). El rojo de Elodie es diferente al de Irène, más -dentro de su sencillez- sofisticada, apenas como la tilde al revés: I-rè-ne.
Y no recuerdo si fue Rojo o Blanco, pero no Azul. La primera entrega de la trilogía la vi solo, como debe ser, y la sensación de ahogo, pero también de alivio, aspire/expire, todavía está ahí, como un trozo de pan que no se quiere desprender de las faldas de su garganta.
En todo caso, esas cosas no se follan. Serían las hormonas, tan alegres ellas, por entonces.
Recibe un fortísimo y blanco abrazo,
Matías
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Publicado el viernes, 25 de agosto de 2006, a las 18 horas y 53 minutos
[1] Hola Matías. A mi me superaron, por la derecha, por la izquierda, por arriba y por debajo, hace años, los ojos de la mujer de cuyo retrato hablo en mi blog hoy: Dorée.
[2] Uhm...
Comentado por
Matías Bruñulf | 25/8/2006 20:53
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