WELCOME, CHARLIE?. La escena se desarrolla de la siguiente manera: Chinalady y La china saltarina hablan y a mí todo me suena a chino. Obvio. La conversación alcanza un volumen estratosférico y yo, sentado en la mesa de la cocina, único espacio común de Chinaflat (no, no hay salita: de superlativos, tipo salón, ni hablamos), me llevo algo a la boca. Discuten. Pienso. Y pienso que para llegar a esa conclusión no hace mucha falta pensar.
Un par de días antes le había dicho a Chinalady, mi casera, que tenía un amigo, Carlillos, que quería venir a verme. Y ella, muy estalinista (joder, pero ¿no eran maoístas?), seria y firme, me respondió:
- Lo hablaré con mi marido.
Su marido es Chinalord, gorra beisbolera y, si el tiempo lo permite, bermudas. Muy poco chino, la verdad, pero vivir en Chinaflat me ha sacado de la inopia sinocultural y ha roto (¡oh, Wagner!) muchos mitos respeto a la vida intramuros (dentro de la Gran Muralla, quiero decir, y, por qué no, en el interior de este apartamento de sesenta metros cuadrados habitado por cinco chinos y un, servidor, gallego).
A lo que íbamos: Chinalady alza su voz y La china saltarina, que de algo le sonará Bakunin, la muy occidental y no menos leída, supongo (para ser china, claro), se rebela.
Ya... ¿Cómo sé que se parapeta tras las barricadas (himno de turno: a las…, a las…) si yo no entiendo mandarín? Uno, después de tanto tiempo, se hace a todo, y La china saltarina no busca pero encuentra y, faltaría, contraataca cuando vislumbra guerra.
¿Quién dijo que la sumisión era muy oriental?
A mí, lo que me importa, verdaderamente, es que no se me atragante el grano de arroz (sí, tiro bastante de los arrozales del Tesco y más bien poco de La Fallera: sirva como homenaje la referencia levantina a las fiestas que ahora comienzan) y, sobre todo, que Carlillos obtenga el tránsfer chinoflatero para que su intención, visitarme, se haga realidad.
Entonces, Chinalady comienza a hablar en inglés. Traduzco: “ Fíjate, el gallego…”. No, en serio. Chinalady dice algo así como que Matías le ha avisado con tiempo de que un amigo suyo quiere visitarle, mientras que tú, China saltarina, me vienes de un día para el otro diciéndome que tus amigotes pretenden ocupar esta laica (llega Chinalady a ser católica y no me suicido porque está mal visto) casa.
En fin, que la cosa está muy mal.
Chinalady se ha ido cabreada a su habitación, ha vuelto y el mandarín, de nuevo, figura como lengua oficial en la cocina de Chinaflat. Incluso ha tenido, esta vez en inglés, menos mal, unas palabras conmigo, que le dije, más o menos…
Traducción no literal: “ Chinalady querida, ¿qué te he hecho yo para merecer esto?”.
Evidentemente, nada, pero ella no entra al trapo (rojísimo) y su semblante es tenebroso, parece otra persona, encendida, viendo casi las estrellas (sí, amarillas, y así ya tenemos la banderita).
Uf, he de reconocer que estos arrebatos de hieratismo draco(y drago)niano me dan más miedo que las pezuñas de la novia de Chucky...
En definitiva: La china saltarina y yo, que nos llevamos de meretriz madre, partimos a la misma hora pero de distinta posición. Intuyo que la pole position es mía, aunque no le deseo mal. Pero no me fío, porque Chinalady es capaz de sacarme la bandera a cuadros blanquinegros y frenar el Airbus del Carlo en medio del Canal de la Mancha.
En un piso normal, esto no pasaría, pero hablamos de Chinaflat, donde está prohibida toda visita más allá de las once de la noche (sí, suena a coña: ja). Por ello, haber avisado con mayor antelación que The Jumping Chinese supone una ventaja. Que ambos hayamos pedido permiso (¡permiso!) para traernos a un amigo (yo, a todo esto, no sé muy bien a quién se trae La saltarina, ni me importa) no nos ayuda a ninguno, porque me imagino que Chinalady querrá preservar la raza y le sudará un palillo el cuento chino de las minorías y las cuotas.
Mañana llamará Carlillos para obtener una respuesta y a ver cómo se lo explico.
En fin.
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Publicado el jueves, 17 de marzo de 2005, a las 17 horas y 59 minutos
[1] la casa de goma. Muy bueno...pero por qué le va a importar que te visite un amigo?...mientras tengas sitio en tu habita para él, y no molesteis a los demás habitantes. Y con los colchones hinchables que hay ahora. De todas formas esos 60m2 mucho dan de sí...a ver si me mandas el plano que estoy intrigá.
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cascarilheiras | 17/3/2005 18:20
[2] Yo, así, no me como ni un Pikolín. Qué bueno, Cascarilheillas: vuestra alma cándida deslumbra, pero creo que no os habéis dado cuenta de que esto es Chinaflat, un mundo cuasi paralelo.
E, intuyo, para lelos.
Ya, claro que Carlillos dormiría en mi habitación. Incluso en mi cama, porque ando sobrado de Pikolín, que suena a chino pero es más bien baturro.
En fin: mejor que no aplicar la lógica y que sea lo que Mao quiera.
Bicos a moreas.
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Matías Bruñulf | 17/3/2005 18:26
[3] como está el hospedaje!. Muy estrictos son los chinos,entonces solo vale la técnica del soborno...cuantos kilos de arroz la fallera hay que traer para que quede contenta la casera? o que le traiga un queixo de arzua y otro de tetilla para el marido.
Moitos bicos.
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cascarilheiras | 17/3/2005 18:54
[4] Por debajo del mantel... Bueno, los chinitos son un poco conservadores con la comida. Les gusta bien conservada, sobre todo a La Canija y El Largo, que ocupan un sesenta por ciento (o más) de la nevera, dejándonos a Chinalord & Chinalady, a La China Saltarina y a mí con el cuarenta por ciento restante.
A lo que iba: que un día les invité a un Martín Codax y a unas conservas (creo que eran Cuca: menos da una piedra) y se pusieron las pantuflas... Los chinillos, siempre tan caseros.
Pero, claro, La Canija y El Largo no tuvieron ya no la educación sino la delicadeza de probar mis viandas galaicas.
Nada, que son lo peor.
Y como el que nada no se ahoga, esperemos que el avión del Carlillos no se precipite al Canal.
En la mano de mis caseros está. Pero ya os contaré...
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Matías Bruñulf | 17/3/2005 19:03
[5] polillas. mat es horrible lo que te pasa, te van a comer las polillas y para luchar hay que llenar los lugares que ocupas con cigarillos eso hacia mi abuela no sé si es algo de supersticion o cientifico, ya que mi madre colocaba bolsitas de sal debajo de los colcones para que dumiera bien, pero intenta cualquier cosa, piensa en los remedios casero de las meigas das terras do finisterre cando sopla muito o vento o avion no baixa, bicos
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hunot | 17/3/2005 19:42
[6] pelo y dedos. Con sus dedos que olían a crema de jabon, Soo Wong quitó el elástico que encerraba la punta de su pelo trenzado.
A Soo Wong, le gustaría sentir un soplo cálido en la nuca, unos besos en el lóbulo de la oreja, unas manos que le acarician la cabeza con unos dedos que los peinan y alisan el pelo. Sobre todo le gustaría sentir un cuello suave y calentito donde pudiera reposar su cabeza esta noche.
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hunot | 17/3/2005 19:44
[7] Soo Wong... Soo Wong...
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MB | 17/3/2005 19:53
[8] Soo wong, so sad, sad song. Los tontos inmaculados cantaban:
So sad, so sad
The things we never had
So sad, so sad, so sad.
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manotilos | 17/3/2005 20:18
[9] Soo wong, so sad, sad song (part II). Los tontos inmaculados somos así.
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manotilos | 17/3/2005 20:22
[10] Soo wong, so sad, sad song (part III). Esto de numerar los comentarios entre paréntesis se llama mimetismo.
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manotilos | 18/3/2005 15:32
[11] Bienvenidos. Pasen, vean y tómense (Mao mediante) un kit kat.
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Matías Bruñulf | 18/3/2005 18:28
[12] Digitalcameras Store. I want mp3 player. What will advise?
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digitalcameras-store@takoe.net | 04/4/2006 13:07
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