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FICCIONES.. Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea. cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario. Así procedió Carlyle en Sartor Resartus; así Butler en The Fair Haven; obras que tienen la imperfección de ser libros también, no menos tautológicos que los otros. Más razonable, más inepto, más haragán, he preferido la escritura de notas sobre libros imaginarios.

Jorge Luis Borges, Ficciones.

Publicado el lunes, 4 de junio de 2007, a las 23 horas y 54 minutos

BLANCO. Puro, virgen, reciclado, con lineas, de cuadritos, milimetrado, libreta cutre, Moleskine, grande, pequeño, mantel, servilleta, mesa, pared de retrete. Y pantallas.

La inspiración es transpiración. La creación es noventa por ciento transpiración, diez inspiración. La inspiración está muy bien, pero que me coja trabajando. Escribir es fácil, sólo hace falta tener algo que contar.

Alguien, alguna vez, lo dijo. Todos eran más listos que yo, no tengo porqué pensar que mienten.

Hace mucho tiempo que no escribes, ¿por qué?¿Qué te pasa?¿Es que has abandonado? Venga que eso es un momento, y tú sabes cómo se hace. Yo te doy una idea. Todos, alguna vez, lo han dicho. Supongo que lo hemos dicho.

Por ideas no será. Cualquier cosa es una idea, y muchas son una buena idea. Las mejores historias empiezan con las ideas más pequeñas, las más estúpidas, las más sencillas. Por si fuera poco, desde lejos cualquier idea es buena. Desde la distancia, los límites están claros, controlas, tienes el poder. El problema empieza cuando te acercas. Entonces el blanco manda.

Blanco. Puro, virgen, reciclado, con lineas, de cuadritos, milimetrado, libreta cutre, Moleskine, grande, pequeño, mantel, servilleta, mesa, pared de retrete, pantallas.

Manda, y crece, se hace grande, cada vez más. Y tú, o lo que intentas ser tú, más pequeño, y ya la idea no es tan buena, la historia no es tan fácil, las palabras no salen, no te gustan, te trabas, borras, empiezas, tiras, tachas, rascas, mueves, cortas, pegas, lees, entras, sales.

Y los límites ya no están. Sólo blanco, infinito. Y el primer obstáculo, lejos, pequeño, asequible. Vas a por él. Y crece, y ya no lo puedes saltar, intentas rodearlo, le nacen brazos, tiene boca, cada vez es más grande, dientes, aliento, más oscuro, más peludo, más grande, más cerca, peor. Ñam.

Un pitido en los oidos, la vista en el infinito, el dedo en el botón del, el bolígrafo haciendo un charco de tinta, la ventana del vecino, el perro que ladra, la mosca que pasa.

Y una vez tienes el final perfecto, ni siquiera eres capaz de encestar en la papelera.

Publicado el lunes, 4 de junio de 2007, a las 20 horas y 04 minutos

Ilustración de Toño Benavides
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