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EN EL METRO. Me topo con un matrimonio foráneo en las máquinas expendidoras de billetes del metro de Bilbao. No aciertan. Acuden a la cabina, donde les informan que sólo pueden sacarse billetes en las máquinas. Vuelven a las máquinas. Allí sigo yo, que no acabo de encontrar una moneda de veinte céntimos de euro. Me ofrezco a ayudarles.
-Pues en Madrid -dice la señora- te dan billete en las cabinas.
-Pues aquí no -respondo-. Aquí somos más modernos.
En un periquete, tras mis instrucciones, se hacen con el billete. Me dan las gracias.
Muy ufano, por haber realizado un acto cívico de ayuda al extranjero, me encamino hacia mi andén.
Cuando estoy a punto de entrar en el vagón, me doy cuenta de que me he equivocado: iba a tomar la dirección contraria. Vuelvo sobre mis pasos, subo las escaleras y bajo por el otro lado. Ahí está el matrimonio de Madrid, que no se ha equivocado de andén.
Hago como si nunca les hubiera visto.
Publicado el jueves, 12 de enero de 2006, a las 9 horas y 09 minutos
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