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UNA DE BANQUEROS. Leo estos días Plaza del Castillo, la estupenda novela de Rafael García Serrano sobre la sublevación de Navarra nada más acabados los sanfermines del 36. Dice allí:
La tribu de los privilegiados es mucho más difícil de combatir que la de los revolucionarios de barricada y quema de conventos. Me produce mucho más miedo un banquero español que ese pobre Lenin español (alusión a Largo Caballero) con su tartera de caviar y dinamita. Cuando el enemigo está delante se le dispara y santas pascuas. Pero cuando no se sabe dónde está, uno lo pasa francamente mal.
Esta reflexión podría completarse con otra joya de la literatura sobre banqueros: El banquero anarquista de Fernando Pessoa.
No conozco un márketing más desastroso que el de los banqueros españoles. Se diría que cada vez que emprenden una campaña publicitaria logran cabrear al personal (me refiero al personal de cuentas corrientes exiguas, de ventanilla y no de visita al despacho del director de la sucursal). Uno de nuestros principales bancos ha elegido como último lema algo tan sencillo como "Adelante". Y uno piensa que es verdad: adelante, a seguir forrándose a cuenta de las comisiones, los retrasos y las puñetas, que hacen que tu cuenta exigua no sólo no se engrose sino que disminuya paulatinamente.
Adelante, pues. Adelante con asterisco, que es como suelen culminar las ofertas de los bancos. Lee el asterisco y échate a temblar. Qué miedo, los banqueros.
Publicado el jueves, 26 de enero de 2006, a las 9 horas y 16 minutos
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