|
MI NOMBRE ES TRISTE, ALATRISTE. Alatriste, la adaptación cinematográfica que ha realizado Agustín Díaz Yanes basada en la saga novelesca de Pérez Reverte, responde con exactitud a las expectativas que cualquiera podría tener sobre la película más cara de la historia de nuestro cine. De entrada, Alatriste sorprende por la cuidada ambientación, la notable reconstrucción histórica y las calidades pictóricas de algunas de sus secuencias, que pueden contemplarse casi como estampas exentas. Tampoco resulta nada común ver en la pantalla un producto nacional que contenga escenas de batalla sin que parezca que haya un solo extra en movimiento continuo. En ese sentido, resulta ejemplar la manera en que Díaz Yanes ha planificado las numerosas escenas de masas que se incluyen en su filme y que poco tienen que envidiar a la de alguna reciente superproducción hollywoodiense. Y, sin embargo… Aquí terminan las cualidades de las nuevas andanzas del viejo capitán, más abundantes en sombras que en luces.
El principio de Alatriste permite albergar esperanzas sobre su posterior desarrollo. En medio de un paisaje brumoso, Alatriste avanza hacia sus enemigos con una mezcla de valentía e inconsciencia que recuerda a la del Aguirre retratado por Werner Herzog con pulso magistral. No obstante, poco más sabremos a lo largo de la proyección del carácter de un Alatriste demasiado monolítico, al que un susurrante Viggo Mortensen apenas alcanza a dotar de encarnadura humana. Y lo peor es que la escasa consistencia del protagonista es aplicable, casi sin excepción, a todos los personajes —tanto los ficticios como los reales ficcionalizados— que pululan por la pantalla: el joven Íñigo de Balboa, la displicente Angélica, un sorprendentemente bondadoso Conde Duque de Olivares, un Quevedo de opereta que habla en endecasílabos o el inquisidor interpretado con rara convicción por Blanca Portillo.
Y si los personajes no consiguen despertar la necesaria empatía del espectador, tampoco contribuye a captar su interés una estructura errática y deshilvanada, que tan sólo responde a la voluntad de efectuar un abarcador refrito de las tramas y subtramas de las diversas entregas literarias. Así, la película no avanza de manera orgánica, como un todo unitario, sino que funciona mediante la agregación de bloques temáticos más o menos compactos. La constante sucesión de hazañas bélicas, intrigas palaciegas y dramas sentimentales hace añorar el uso de la elipsis y del montaje paralelo, y provoca el cansancio del espectador, que lucha contra Morfeo mientras Alatriste batalla interminablemente en Flandes, participa en conspiraciones tirando a crípticas o se enreda en discursos amatorios con Ariadna Gil. Ante semejante panorama, a quien suscribe no le queda otro remedio que refugiarse, haciendo de la necesidad virtud, en los logros plásticos de Alatriste, aunque éstos no se encuentran a salvo de subrayados estilísticos entre enfadosos y cómicos —por ejemplo, la aparición de Alatriste en medio de Las lanzas remite a las viñetas de ¿Dónde está Wally? o a los trucos digitales de Forrest Gump—. Y es que no basta un excelente envoltorio formal para conseguir una buena película. Al fin, «tras tanto andar muriendo», Alatriste no es ni más ni menos que otra cinta de capa y espada, mejor que algunas y más rimbombante que la mayoría.
[Versión para imprimir]
[Enviar]
Publicado el lunes, 11 de septiembre de 2006, a las 13 horas y 58 minutos
[1] No puedo estar mas de acuerdo. Los personajes pasan como fantasmas desdibujados por la pantalla y la trama es atolondrada.
[2] Gracias, François. Por su comentario. Acabo de pasarme por "Antes del café", lleno de textos interesantes. Por cierto, aprecio en su fotografía un enorme parecido con Jean Pierre Léaud. ¿O debería decir con Antoine Doinel?
Comentado por
Betaville | 12/9/2006 16:01
[3] Pues acierta de pleno en cuanto a lo del parecido, no es el primero que me lo dice ;) ni seguro que será el último.
Sobre lo de los textos hacemos lo que podemos, precisamente antes del estreno de Alatriste públique uno destinado a las espectativas que habia creado la pelicula. La critica decidi posponerla para no condicionar a la gente pero despues de leer criticas tan completa como la suya, y la de muchos otros bloggeros me temo que no estaría a la altura al menos en lo que a extension se refiere.
Continuare entrando en este recien descubierto blog. Siempre da gusto leer a alguien que sabe quien es Antoine Doinel.
[4] Por las mismas. Descarte leer al menos a uno de los vecinos.
Y de la película, no me desagradó, pero me parecieron varios trailers pegados de una saga de películas que no existe (y puede que no lo haga nunca, a menos que aprovechen este metraje y su exceso para hacer una serie de TV), deslabazados y sin venir demasiado a cuento unos con otros.
Lo que siempre se dice: si te preguntan por una película, y hablas de la fotografía, mal vamos...
|