 
|
|
|
|
|
|
www.bestiario.com/fotocopia
|
|
|
SUEÑOS (II). Otra vez volví a acordarme de un sueño, y otra vez no es algo demasiado normal que digamos.
Esta vez hay un restaurante de lujo, mucho lujo. La gente hace colas interminables, espera meses e incluso años para ir. Es lo mejor, inimitable, inexplicable.
Antes el restaurante estaba en otro sitio, y una vitrina te recibía al entrar. La gente se acumulaba ante el cristal, y se pasaba el tiempo que le dejaran mirando al interior. Hubo que contratar unos trabajadores especiales sólo para controlar el tráfico, y evitar que las personas colapsaran la entrada.
Ahora no, el restaurante se ha podido permitir el lujo de cambiarse de sitio, y la vitrina se puede perfectamente desde todas las mesas. Dentro de ella, el espectáculo, aquello por lo que la gente espera, paga y va.
Pero en el restaurante de mi sueño la estrella no es el cocinero. La gente no va por la comida, ni por cómo hacen la comida. La gente va a ver al friegaplatos.
Como muchas veces pasa en los sueños, sabes más cosas de las que ves, y muchas de las cosas que ves y sabes, no eres capaz de explicarlas. No sé lo que hacía el freganchín, ni qué tenía de especial, así que no puedo explicar más.
Fin.
Publicado el jueves, 15 de febrero de 2007, a las 23 horas y 44 minutos
|
|
|
LA CAIDA.. .
Y se lanzó al vacío.
Su vida llevaba mucho tiempo yendo a peor. No había nada que pudiera rescatar. Ni amigos, ni trabajo, ni aficiones, nada. Lo había intentado todo, y la espiral seguía siendo descendente, cada vez más veloz, cada vez más oscuro, cada vez más deprimente. Él ponía todo de su parte, pero nada funcionaba. Salvo cuando funcionaba a peor. Cuando pensaba que nada podía superar lo anterior, la realidad le demostraba que se equivocaba. Una y otra vez.
Por eso había subido a esa cornisa. No quería un espectáculo, sólo quería matarse. Abajo, muy abajo, la calle. Su final, su destino, su solución. Algo iba a salir como él quería, había decidido el final. Su final. Dio su último paso.
Y se lanzó al vacío.
El asfalto se acercaba rápido, cada vez más rápido, la felicidad se apoderaba de él, empezó a reir, la primera vez que reía en meses, años quizá, cerró los ojos fuerte, esperando el impacto, las lágrimas de alegría volaban junto a él, y a un palmo de su cara, ya, el final. Su final.
Pero no.
Él caía, pero no llegaba. Se alejaba cada vez más del suelo. No había sucedido un milagro, no había bajado un ángel para salvarle, ninguna voz le decía que era valioso y único. Simplemente el suelo no quería su contacto, no quería que él decidiera su destino. No quería ayudarle.
Y se alejaba de él, rápidamente. Y él seguía cayendo, con sus lágrimas volando a su alrededor.
No las mismas lágrimas de antes, sino otras.
Publicado el martes, 20 de febrero de 2007, a las 14 horas y 33 minutos
|
| |
|
|
|
| L |
M |
X |
J |
V |
S |
D |
|
|
|
1 |
2 |
3 |
4 |
| 5 |
6 |
7 |
8 |
9 |
10 |
11 |
| 12 |
13 |
14 |
15 |
16 |
17 |
18 |
| 19 |
20 |
21 |
22 |
23 |
24 |
25 |
| 26 |
27 |
28 |
|
|
|
|
|
|