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BABY, YOU CAN DRIVE MY CAR. La nueva película de los estudios Pixar —sí, esos que se acabaron engullendo los sueños criogenizados de Walt Disney— es la prueba definitiva de que algo se mueve en el último cine de animación estadounidense. Con la mano del fundador John Lasseter tras la pantalla (de ordenador), Cars no defraudará ni al público infantil ni a los cinéfilos acostumbrados a confundirse entre las sombras de la última sesión. Si con Toy Story 2 Lasseter se permitió el lujo de rodar una película «de dibujos» para adultos —los únicos que podían sentir la nostalgia de sus viejos juguetes—, ahora busca un difícil equilibrio entre la espectacularidad cinematográfica, las bromas de humor blanco y el mensaje moral inherente a las producciones Disney.

Tras unos inicios algo titubeantes, que muestran de manera prolija el carácter del coche protagonista, Rayo Mc Queen, la película comienza con el enfrentamiento entre el moderno deportivo de carreras y un entorno aparentemente hostil, el de la ciudad perdida de Radiador Spring. Desde ese momento, Cars no sólo deslumbra por su impecable tratamiento visual, sino también por su galería de tipos costumbristas, como la vieja grúa que amenaza chatarra; los mecánicos italianos; Doc Hudson, antiguo ganador de la Copa Pistón, o «la automóvil» Sally, objeto del deseo de Rayo Mc Queen. Lasseter maneja con indudable habilidad los hilos de su historia. Por una parte, la planificación cinematográfica de Cars es tan perfecta que el espectador consigue olvidar a menudo que se encuentra ante un desfile de coches pixelados vagamente antropomórficos. Por otra, la evolución psicológica del protagonista resulta verosímil en la medida en que su actitud tiene un eco inmediato en los acontecimientos colectivos de Radiador Spring. De este modo, incluso el corolario moral de la historia, que habitualmente ha de soportar el lastre de las buenas intenciones, tiene en este caso un interés particular. Más allá de la evidente crítica al individualismo del héroe, poco usual en el cine hollywoodiense para adultos, Cars reivindica una peculiar épica de la derrota que se resume en las copas abandonadas en el sótano de Doc Hudson o en la decisión final de Mc Queen, capaz de sacrificar su victoria en un inesperado gesto de solidaridad al volante. Como me comentaba mi amigo Mario Altares, que vio la película en otro punto de la geografía española, el veterano coche azul, el arribista verde o el flamante rojo de Rayo Mc Queen representan tres maneras distintas de asumir el triunfo, tres razas de campeones a las que no es difícil poner rostros de actualidad.

Y, en todo caso, el espectador que no simpatice con los coches sentimentales de Lasseter siempre puede entretenerse reconociendo las voces de doblaje del filme o disfrutando de los divertidos guiños cinéfilos de los títulos de crédito, que reescriben la historia de Pixar en clave automovilística. No lo duden: Cars es el mejor antídoto contra las ansiedades que provoca el carné por puntos.

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Publicado el jueves, 13 de julio de 2006, a las 16 horas y 32 minutos


[1] Nice Post. Thanks for sharing such a nice post.
Comentado por andymark | 05/6/2019 14:34 | http://games.lol/






Ilustración de Toño Benavides
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